Hola lectores, soy su amigo el veterinario Olaf Navarrete, hoy quiero compartir con ustedes este bonito artículo donde todos nos hemos preguntado alguna vez que piensa nuestra mascota de nosotros, aquí está la respuesta.
El perro ha sido el mejor amigo del hombre durante los últimos 30 mil años. Gracias a la convivencia que hemos tenido con ellos, podemos entender muchas de sus actitudes, como cuando tienen miedo, están alegres o se sienten culpables.
Sin embargo, ya que los perros no nos pueden decir qué es lo que sienten de verdad, no podemos estar seguros de que sus actitudes signifiquen siempre lo mismo, como cuando mueven la cola, que no siempre es signo de alegría.
Entonces, ¿es imposible saber qué piensan los perros? Claro que no. Gracias a los avances recientes en la tecnología de imágenes cerebrales, estamos empezando a tener una mejor idea de los acontecimientos en el interior del cráneo canino.
Los científicos están estudiando el cerebro de los perros. La evidencia captada gracias a la neuroimagen sobre el procesamiento del olor en el cerebro de los perros, indica que éstos se dedican irremediablemente a los seres humanos.
Para sacar las imágenes, en la Universidad Emory entrenaron a algunos perros para permanecer inmóviles en una máquina de resonancia magnética para medir sus respuestas neuronales al olor de las personas y los perros, tanto conocidos como desconocidos.
Porque los perros navegan por el mundo a través de la nariz, y la forma en que procesan olor ofrece una gran cantidad de conocimiento potencial en el comportamiento social.
Los científicos encontraron que el aroma de los dueños de los perros en realidad provocó la activación en el “centro de recompensa” del cerebro, llamada núcleo caudado. Esto quiere decir que los perros realmente priorizan a sus seres humanos más que a nada.
Pero el amor no es solo del perro al humano. En un estudio publicado en PLoS One, en octubre, los investigadores del Hospital General de Massachusetts midieron la actividad cerebral humana en respuesta a las fotos de perros y niños.
Los participantes del estudio eran mujeres que habían tenido perros y bebés durante al menos dos años.
Ambos tipos de fotos desataron actividad en las regiones del cerebro asociadas con la emoción, la recompensa, afiliación, el procesamiento visual y la interacción social.
Básicamente, tanto el más peludo miembro de la familia y el menos peludo nos hacen igualmente felices.