Por Gaby Del Valle
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Crecimiento personal

No siempre lo podemos evitar, a veces basta un incidente aislado, como que los vecinos de al lado dejen que su basura invada tu propiedad o su ruido constante, invada tu espacio aéreo. Claro, también las peleas con la pareja, los hijos, la familia, los roces con los compañeros, las enfermedades o las deudas con el agravante de un trabajo pesado y en fin, a veces pareciera que la inclinación constante es alguna forma de agresividad como respuesta a una sociedad desbocada, que no cuida el aura que debe cubrir también los espacios de casa, oficina, personas y más.

Armonicemos nuestro interior

Existen situaciones que no podemos modificar, y entonces, no vale la pena preocuparse por ellas, sólo cabe aceptarlas e inclinarse con la sabiduría de las palmeras frente a las tormentas del mar.  Otras circunstancias pueden cambiarse, pero sólo con el tiempo y un trabajo duro y constante, por lo que no vale la pena inquietarse sino enfocarse. Otras situaciones adversas se viven en el momento con todas sus consecuencias y en ese instante, sólo puedes colocarte en el ojo del huracán, manteniendo el control y la armonía, para mantenerte a salvo, mientras resuelves o se resuelven dichas condiciones.

Magnetoterapia y Chakras

Combinemos color e imanes para trabajar con tres de los chakras:

1.- Mula-adhará (‘sostén de la raíz’), la zona de los genitales, color púrpura.

2.- Sua adhisthana (‘su-propio lugar-de-estar’), la región umbilical, color blanco.

3.- Maní-pura (‘joya-ciudad’), la punta del estómago o epigastrio, color naranja.

Introduce un imán en cada bolsita de tela con el color correspondiente, recuéstate y coloca la bolsita correspondiente sobre cada chakra.  Cierra tus ojos y visualiza cómo el imán y el color, envuelven tu cuerpo como si fueran vendas. El proceso es lento y tú te vas sintiendo en paz.