Llevas más de 15 minutos frente al anaquel de “productos saludables”del centro comercial, y por más que lees las etiquetas no logras decidir qué llevar. La razón está en que has probado casi todo, y en vez de bajar de peso, lo subes.
Y sí es lógico, ya que muchos alimentos que dicen ser “sanos”, en realidad no lo son, pero, ¿cómo saberlo?
Si bien, muy pocos tenemos la preparación de un nutriólogo, existen algunos productos que deben de salir de nuestro carrito de mandado. A continuación, te decimos cuáles son:
Nuestra fruta con yogurt no es la misma sin ella, pero ¼ de taza de granola podría estar duplicando o triplicando la cantidad de azúcar, calorías y carbohidratos que comemos al día, y además no aporta nada de fibra.
Muchos de estos utilizan harina de arroz, almidones y azúcar para sustituir el uso del trigo; esto puede ocasionar que sean alimentos con poco valor nutricional, pero con una elevada cantidad de grasa.
Algunos de estos caramelos son elaborados con aspartamo, un edulcórate el cual está relacionado con el desarrollo de cáncer, epilepsia e infertilidad.
En la mayoría de restaurantes este platillo pierde muchos de sus beneficios, debido a que, entre el queso, aderezo, carne… que las componen, pueden llegar a tener entre 600 a 800 calorías, lo equivalente a comer una hamburguesa.
El interior de la bolsa de las palomitas de microondas contiene ácido perfluorooctanoico, sustancia que es usada en sartenes de teflón para evitar que los alimentos se adhieran a éste.
Se ha encontrado que sus residuos se pueden quedar en el ambiente y en el cuerpo durante mucho tiempo.
Como cita el dicho: “No todo lo que brilla es oro”, y en el caso de la comida es igual, ya que no todo lo que se dice saludable lo es; por consiguiente revisa con cuidado la etiqueta de tus alimentos.