Gaby Del Valle
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Después de nueve meses de espera o tal vez menos, por fin veras a tu hijo. Es el momento de descubrir sus rasgos y así le buscarás el parecido con alguien de la familia. Estarás alerta de todos los movimientos que haga. Y en esta exploración descubrirás algunas cosas que te parecerán extrañas y te preguntarás si es normal. No te preocupes mamá primeriza porque en este especial muchas de tus dudas serán aclaradas.

El inicio de la lactancia

La leche de la madre contiene nutrientes de calidad, fáciles de asimilar y en la proporción idónea para el desarrollo óptimo de tu hijo. Los anticuerpos contenidos en el calostro y en la leche de las primeras semanas protegen de muchas enfermedades al recién nacido y a los bebés prematuros, que aún no están preparados para afrontar la vida fuera del útero. Muchas madres primerizas han caído en el error de no darle pecho al recién nacido y prefieren alimentarlos con fórmulas usando biberones, cosa que inhibe en el bebé la capacidad de lactar y facilitar la cohabitación con su madre, además de privarlos de algo imprescindible: anticuerpos para contrarrestar las enfermedades.

¿Cómo alimentarlo?

1.- Es imprescindible mantenerte tranquila mientras le das pecho al bebé, porque si estás estresada, puedes transmitirle tu ansiedad, además de que disminuye la calidad de tu leche.

2.- Lava tus manos antes de cada toma y lava tus pezones con una gasa esterilizada. Nunca utilices jabones perfumados.

3.- Elige una postura cómoda para ambos.

4.- Para que tu leche fluya, el bebé debe succionar y para que lo haga sin problemas introduce toda la areola del seno en su boca.

5.- Por último no olvides mantener un horario para alimentarlo y hacer que eructe para que no tenga cólicos.

¿Sabías que…

La lactancia provoca que el útero, un músculo que durante el embarazo multiplica su volumen por 20, recupere antes su tamaño inicial. Además que mientras das pecho pierdes muchas calorías incluso comiendo más de lo habitual?