Consumir pescado durante el embarazo puede ser tanto un riesgo como un beneficio, dependiendo el tipo de pescado que se consuma, revelan diferentes investigaciones.

Reciente investigación en Estados Unidos encontró que la exposición al mercurio durante el embarazo, cuya fuente principal es el consumo del pescado, incrementa el riesgo de que el niño desarrolle Trastorno por Déficit de Atención con Hiperacticvidad (TDAH) más tarde en la vida, sin embargo el estudio también descubrió que cuando se consumen ciertos tipos específicos como el salmón durante el embarazo, se reduce ese riesgo de TDAH.

La dualidad de riesgos y beneficios según los estudios se puede explicar por el tipo de pescado y los niveles de mercurio que contienen: la Autoridad Española de Seguridad Alimentaria (AESAN), recomienda que las mujeres embarazadas, en edad fértil o en período de lactancia, así como en niños menores de tres año deben evitar el consumo de pescado que contienen niveles más altos de mercurio como el tiburón (cazón), Pez espada (Marlin) y atún rojo, lucio.

Pero hay pescado con niveles bajos de mercurio, como salmón, caballa, sierra, tilapia de granja y otras variedades, que pueden ser seguros durante el embarazo y una buena fuente de nutrición.

Los nutrientes que contiene el pescado son excelentes para el cerebro del feto en desarrollo, sin embargo hay que estar conscientes de que los altos niveles de mercurio pueden ser un riesgo.

Los expertos recomiendan a las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia que limiten su consumo de pescado a no más de dos porciones a la semana.

La conclusión final de las investigaciones al respecto menciona que hay que consumir pescado, por los efectos protectores plenamente demostrados y solo que evitar todo aquel pescado con altos niveles de mercurio.

“La salud es vital”