Hablar de amor es hablar de tantas cosas que tendríamos que comenzar por definir a qué tipo de amor nos queremos referir.
Dios es amor, es energía, es el pensamiento del amor dentro de mí, en mi interior.
El amor es lo contrario al miedo. Cuando una persona actúa sin amor significa que, aunque esté actuando con negatividad, coraje, o lo que fuere, su comportamiento se deriva del miedo.
El amor es una percepción y una dimensión en la vida. El proceso para vivir en el amor no es eliminar el miedo sino atravesarlo cuando surja.
A cada momento, en nuestra mente y corazón se hace la elección entre el amor y el miedo.
Es en él donde comienza el proceso de la paz. Sin paz interior, la paz para otros es un deseo vano.
Como el amor, la paz se extiende, no puede ser traída desde el mundo hacia nuestro corazón debe ser llevada desde nuestro corazón hacia el mundo.
El amor debe ser llevado de cada corazón a oro corazón y de esta manera extenderse a la humanidad.
El amor es el hecho existencial esencial, es nuestra realidad última y nuestro propósito sobre la tierra. Tener plena consciencia de él es nuestro sentido de la vida. Sin amor el mundo desaparecería y habría caos.
Al amor se le percibe mediante otra clase de visión, los metafísicos le llaman el Tercer Ojo, los cristianos esotéricos dicen que es la Visión del Espíritu Santo, para otros es el Yo Superior.
Independientemente del nombre que le demos, el amor exige una visión diferente de aquella a la que hemos sido condicionados,
¡Atrévete a vivir en el amor!