Acudir a las albercas en temporada de calor es habitual, sin embargo, también es habitual que quienes utilizan estos chapoteaderos contraigan algún tipo enfermedad como la conjuntivitis, cuando el cloro entra en contacto con fluidos corporales de los bañistas, como la saliva o la orina, se produce una reacción química denominada cloramina que puede provocar conjuntivitis.
De acuerdo con el doctor Guadalupe Mendoza Rodríguez, enfermedades bacterianas como la conjuntivitis son muy comunes se propaguen de este modo, “es muy diferente a la viral que es cuando vienen brotes, la bacteriana se adquiere por infecciones y contaminaciones de los estanques, más aún donde no se filtra el agua, el clorado es insuficiente, donde hay un exceso de personas quienes la usan y no se dan un baño previo”, dijo.
Por ello, sugirió que los dueños de los centros recreativos vigilen la concentración de cloro de las albercas y el PH, el grado de acidez del agua, entre otros factores que propicie seguridad en los bañistas, pero además a quienes las utilizan, evitar sumergirse con contaminantes propios del día a día.
Y es que, muchos usuarios sin saber contienen contaminantes como el sudor, orina, saliva, piel muerta y productos cosméticos como cremas, lacas, perfumes y desodorantes, mismos que al entrar en contacto con el agua, pueden afectar los ojos del bañista.