Empieza a palomear o a tachar y descubre esas señales que indican que eres “la mamá” de tu grupito.
Desde resfriados, hasta crudas, siempre sabes qué recomendarle a tus amigos para que se sientan mejor.
Contigo van a desahogarse siempre… y sí, no hay ocasión en que no salgan regañados, pero muy bien aconsejados. Eres toda una madre.
Gracias a eso eres quien normalmente conduce, acompaña al baño o evita que los demás hagan tonterías.
Pides que te avisen cuando lleguen a casa, escribes para saber cómo siguen de la gripe, y los ayudas con la tarea, en la chamba o en casa, siempre que puedes.
De hecho te adoran y ponen de ejemplo.
Que el pastel, que el intercambio, la rosca de reyes, el fin en Cuerna.
Cargas hasta pilas en tu bolsa: ¡Qué haríamos sin ti!
Si respondiste que “sí” a una o todas estas afirmaciones: felicidades, eres la segunda madre de tus amigos y alguien muy especial para todos aquellos que te rodean.