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Mónica Lazcano cocinera de familia

CANCÚN, Quintana Roo.- “Soy una mujer que desde que tenía tres años empecé a jugar a las comiditas en mi pueblo Huachinango, Puebla; tengo raíces náhuatl (…), creo que me gusta la cocina por ver a la figura principal: mi abuelita Luz Morales, ella fue mi motor, se transformaba para cocinar y la repostería la aprendí tiempo después de mi mamá, ellas dos son las mujeres más importantes de mi vida y del amor por la comida”, explicó Mónica Lazcano, en exclusiva para Quintana Roo Hoy.

Una mujer que su primer sueño fue formar una familia y cocinar rico, lo cual logró, ya que se casó a los 18 años, para los 24 ya tenía tres hijos y sabía hacer alimentos con un buen sazón.

Su segundo sueño fue tener su restaurante y para ello su padre le ayudó; el 10 de mayo de 2007, Mónica Lazcano inauguró “Monas”, en su natal Huachinango, que solamente duró cuatro años, ya que ahí conoció sus debilidades y fortalezas.
Tiempo después, Mónica decide divorciarse y viajar a Puebla a vivir con sus hijos que ahí estudiaban; un cambio que para ella fue un “trampolín”, ya que hizo radio, el programa llamado “Manos poblanas”, conoció artesanos y productores.

LLEGADA AL PARAÍSO

Mónica Lazcano viene a Cancún por una expo, invitada en la parte de cocina, pero por parte del pulque de Zacatlán de las Manzanas, pueblo mágico; vino con boleto sencillo, ya que quería festejar su cumpleaños, sin imaginar que era para quedarse.

“Yo quería pasar mi cumpleaños acá y lo hice; cuando pedí a la empresa mi boleto de regreso, dos veces la empresa me dijo que no había dinero y pensé: esta es una señal, a partir de ahí me quedé a promover el pulque, me di cuenta que era buena enamorando a las personas, pero tuve que aceptar al año siguiente que lo mío no es facturar ni cobrar y empecé a trabajar en un restaurante, ‘Hacienda Buenavista’, se fue haciendo contacto con la gente a la que aun trabajo ‘Opal Prehispánicos’, me dedico a la venta y comercializar insectos comestibles”, explicó.

La vida le fue poniendo en el camino de la cocina, hasta que se da cuenta que no quería más machos en su vida, ya que por algo no le gustaba el rol que su padre tenía en casa y por lo tanto se había divorciado, así que decide renunciar y acepta dar clases, haciendo cenas maridaje, andando en bicicleta y disfrutar de la playa. (Alejandra Vázquez/QUINTANA ROO HOY)

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Publicado por
Redacción Quintana Roo