Juan Poch, un hombre elegante, siempre ataviado de lino y por supuesto, sí, con su muy original sombrero que siempre lo acompaña nos recibe amablemente en sus oficinas, donde destaca su escritorio con una gran cantidad de carpetas con asuntos por atender.
Platicamos con él de todo, para enterarnos que sus asuntos inmobiliarios lo trajeron a estas latitudes hace más de dos décadas, desde donde desarrolló sus habilidades filántropas a través de su “Fundación Pelópidas”, que hoy está acreditada con el Honoris Causa por el Claustro Doctoral del Instituto Americano Cultural de México.
Miembro honorario de los Grammy’s, basta decir que eso no cualquiera.
Matriculado en la carrera de Derecho, deportista nato. En sus años mozos jugador de futbol de liga profesional y claro, la faceta hasta ahora desconocida por muchos: compositor.
Sí, con su puño y letra escribió dos canciones, entre miles, las cuales una le pertenece al creador de la canción “El Taxi”, Osmani García y la otra, a un consentido de México: Reyli, canciones de las cuales tuvimos el honor en ser el primer público en escucharlas y créame, serán todo un éxito, mientras maduran sus próximas producciones con nombres rimbombantes como: Marc Anthony, Jon Secada, Luz Casal y Chuchito Valdés. Esto y muchas cosas más en la vida de Juan Poch.
“La educación es el camino con lo que el mundo puede mejorar”
Esa fue la frase con la que Poch abrió la entrevista al preguntarle sobre “Fundación Pelópidas” y todo el trabajo que allá se realiza. Y es que él asegura que tanto en México como en muchas partes del mundo, el tema de la educación siempre ha estado en segundo plano.
Su único interés en abrir una escuela, aunque esto representaba un compromiso de tipo económico, era el poder brindarle a los niños de escasos recursos mejores oportunidades, que al final, dice: “Eso les hará mejores seres humanos”.
Y lo está logrando. Lo que empezó como un kínder y primaria, ahora los lleva a la educación secundaria a través de un convenio con La Salle, y todavía hay más planes de crecimiento. Dicha labor le otorgó a este filántropo personaje el Honoris Causa y le preguntamos:
¿Cómo te sentiste al saberte honrado con este grado?
Como Messi en el Barca, afirmó, acompañado de una gran sonrisa.
“Hay más gente buena que mala”
¿De dónde viene tu pasión por ayudar a los demás?
Mis padres me educaron a ser un buen ser humano y ayudar a los demás, si es que deseas que alguien en la vida te ayude a ti.
Tenemos que hacer lo que nos gustaría que nos hagan o tratar como nos gustaría que nos traten. Afortunadamente hay más gente buena que mala y con la educación aumentamos las posibilidades de tener un mundo mejor “siempre es importante, al final de la historia, pasar por este mundo y dejar un legado, y que el mundo sepa que pusiste tu granito de arena”. Comentó.
“La música en las venas… y el fútbol”
Multifacético: Juan Poch recuerda con nosotros que desde pequeño le encantaba la música, “lo llevaba en las venas, en la vida” dijo, pues cuenta que en su hogar, allá en Baraona, España, tenían dos pianos, uno de cola y otro de pared, con el que tuvo sus pininos en la música.
“En mi casa se respiraba la cultura, desde pequeño siempre me instruyeron en eso. Mi madre y hermanos tocaban piano y guitarra y algunos instrumentos más, mientras que mi padre era un gran escritor y nos inculcó el amor a la literatura”.
Pero no es todo, en su juventud formó parte de la primera división de fútbol de España, y compaginaba el fútbol con sus estudios, pues como mencionamos antes, Juan Poch es matriculado en la carrera de Derecho.