Norris, que saltó a la fama como uno de los villanos de El regreso del dragón, una de las cintas más famosas de Bruce Lee, se convirtió en un ídolo de millones en los años ochenta, cuando protagonizó clásicos del género de acción como Octagón, Fuerza Delta o Desaparecidos en Acción, todas películas de muy bajo presupuesto pero que consiguieron una legión de fans.
“Dedicaré mi vida entera a mantener viva a Gena, mi mujer, eso es lo más importante, que ella continúe con nosotros. Por eso pongo punto final a mi carrera como actor”, indicó Norris en una entrevista.
Al dar a conocer la noticia, Norris relató la triste historia que sufrió Gena Norris, su esposa, que quedó al borde de la muerte por culpa de un tratamiento médico mal aplicado. Gena sufre secuelas de las que probablemente nunca se reponga, y por tanto Chuck tendrá que atenderla el resto de su vida.
En el 2013, Gena comenzó un tratamiento para combatir la artritis en una clínica particular. Durante el tratamiento le aplicaron una inyección con gadolinium, un líquido metálico que es tóxico y que dañó su sistema nervioso, deteriorándole los riñones y haciéndole perder habilidades motrices. Desde entonces, Gena “siente que todo el cuerpo le quema” y debe guardar reposo por meses.
A la par de cuidar a su esposa, Norris se convirtió en el portavoz de una campaña contra las inyecciones con gadolinium, que se usan previo a pasar por un escáner corporal. Además inició una demanda en contra de 11 compañías farmacéuticas y el laboratorio donde trataron a su mujer.
Ahora sabemos que, la causa que le permitió sobrevivir a dos infartos en menos de una hora hace tan sólo un par de meses fue que no podía dejar sola a su mujer.
Con información de Código