El aparato digestivo está tapizado por una red de neuronas; se estiman unos 100 millones de estas células nerviosas ubicadas en las paredes del tubo intestinal. Considerado actualmente como un segundo cerebro.
Su red neuronal no elabora pensamientos, pero influye en el estado de ánimo y en el sueño.
Funciona en conexión con el cerebro craneal y determina nuestro estado mental y tiene un papel clave en determinadas enfermedades que afectan otras partes del organismo.
En el aparato digestivo están presentes todos los neurotransmisores que existen en el cerebro craneal.
De hecho el 95 por ciento de la serotonina, uno de los neurotransmisores más importantes del cuerpo que determina los estados de ánimo se encuentra en el intestino. Por lo que un intestino en mal estado propiciará trastornos de conducta, irritabilidad, depresión, ansiedad, insomnio e incluso trastornos mentales.
Gran parte de la potencia neurológica del segundo cerebro se concentra en la ardua tarea diaria de la digestión generando el 70 por ciento de la energía corporal.
Lo que nos hace ver que si no está en óptimas condiciones tendremos cansancio, agotamiento, fatiga crónica, dificultad para concentrarnos y falta de energía para llevar a cabo las actividades metabólicas propias del cuerpo.
En relación a la biodescodificación, el sistema digestivo se relaciona con el bocado y la forma de digerirlo y psicológicamente se vincula con la forma en que digerimos los aspectos de la vida, lo que nos sucede y cómo lo procesamos. Dime qué comes y te diré quién eres.
Si algo no le apetece esta aversión es tan reveladora como un test psicológico.
Nuestro intestino se mueve un centímetro por minuto, es una ola de movimiento muscular lenta, tranquila y equilibrada, llamada onda peristáltica que permite una evacuación controlada y adecuada de las heces.
Apoyada por el consumo de agua y fibra en la dieta y el mantenimiento de una adecuada flora intestinal.
Un bocado tarda en recorrer el sistema digestivo completo de 18 a 20 horas, por lo que comidas copiosas, abundantes y frecuentes congestionan y sobrecargan el intestino causando múltiples trastornos.
El estreñimiento es la forma más grave de la toxemia colónica en el ser humano, dando varias complicaciones como putrefacciones en vez de fermentaciones, lo cual a su vez se mantiene como círculo vicioso generando gases, inflamación (colitis), estrechamiento de la luz intestinal, espasmos, alteración de la capa muscular, causando divertículos, síndrome de mala absorción, cambio en la ecología del intestino, enfermedades crónico-degenerativas y autoinmunes.
Los ayunos terapéuticos y la limpieza colonia ayudan a mantener nuestro intestino en buenas condiciones generando salud física, mental y emocional.