Salvador Zerboni, el más malo de las telenovelas, el hombre que a todas conquista, ¿eres soltero?
Soltero, sin compromiso y no soy gay. No tengo nada en contra de ellos, pero aclaro que a mí sí me gustan las mujeres, aunque ahorita no tengo novia.
Lo que pasa es que no me gustan las peladitas que hay que llevarlas y pagarles todo; ambos debemos apoyarnos y educarnos.
Y aunque no creo en la iglesia, pese a que estudié en escuela de legionarios, sí soy católico y me quiero casar en la iglesia, con mi mujer de blanco y con fanfarrias.
Lo que sí tengo claro es que quiero ser un padre y no un abuelo para mis hijos, por lo que no quiero tardarme mucho; y que nunca andaré con una mujer demasiado jovencita.
Ni me ha pasado ni me pasará, pero me gustan las mujeres guapas; y el hombre que diga que no, miente.
Yo no necesito la mujer perfecta, pero sí que me guste; y yo me enamoro a primera vista o no me enamoro nunca.
Y si lo hago, me mueve, me pone nervioso y vale la pena hacer la lucha; y si puedo ser yo mismo, sin tratar de quedar bien, todo marcha por buen camino.
¿Pero tú quieres que ella se pague sus cosas?
No es que necesite que se pague sus cosas; pero la que sea mi mujer, sí quiero que se valga por sí sola.
Y cuando te juntas, si es necesario se hace el contrato prenupcial; es válido y forzoso.
Dicen que cuando fuiste más noviero, fue cuando actuaste con Kate en La Reina del Sur?
En La Reina del Sur viajamos tanto, y sí tuve romances pasajeros, porque estaba triste: mi novia de muchos años anduvo con otros y me enteré porque mis cuates me lo contaron.
Y cuando aclaramos el tema, ella lo aceptó y no la perdoné ni nunca volví a hablar con ella, ni me interesa.
En La Reina estaba tan solito y tan sentido, que me salió el mejor personaje antagónico que he hecho, porque estaba actuando de mí mismo.
Así lo dijo Zerboni, a quien le ha tocado besarse con Sabine Moussier, Blanca Guerra, Isabella Camil y con Vanessa en telenovelas.
¿Fuiste mucho tiempo novio de Paty Cantú? ¿Por qué terminaron?
Paty es muy linda, pero vive en su mundo, y en una relación solo hay lugar para una diva.