Gabriel Escamilla, director de la estación de radio La Z, es atacado por personas del medio artístico, que no dan la cara, fantasmas que lo calumnian porque no les programan los discos de equis artistas; pero estos chimes de vecindad quedan sin efecto porque la industria conoce la ética profesional de Gabriel, que se ha ganado un sitio gracias a su trabajo y creatividad como locutor y programador de radio. Llegó de Puebla para trabajar en la capital y se colocó en La Ke Buena de Televisa Radio. Logró llevarla al primer lugar de rating, en su género, con estrategias dirigidas a su público, como los festivales masivos millonarios, donde reunía a las primeras figuras de la música regional, que no habría dinero para pagar a todos juntos lo que cobran por show, y los radioescuchas los disfrutaban gratis.
SE NOTÓ SU LLEGADA
Gabriel programa las canciones en la radio pensando en el gusto de sus radioescuchas (que para eso tiene un sexto sentido) y no en intereses personales. Su prestigio creció de tal manera que Pancho Aguirre, presidente de Radio Centro, lo sacó de Televisa Radio para llevarlo a dirigir La Z, a la que le está dando su personalidad y compite con su anterior casa, La Ke Buena, por el primer lugar, tocando e impulsando la música regional. Desde que llegó ha creado secciones que le dan variedad a la Z, incluso ha ampliado el género musical con algunos temas reguetoneros como Zalsa con Z, mezclando grupero y caribeño, Los Gorrones de la Z, Residentes de La Z , que él conduce, de las 6 a las 13 horas. De manera que las calumnias le hacen lo que el viento a Juárez: le tumban el sombrero, pero no lo despeinan.
LA MERA MERA
Me pregunta un lector: ¿Es cierto que Emilio Azcárraga Jean ya no manda en Televisa? Emilio es el presidente de Televisa, pero quien opera desde hace meses es Adriana Azcárraga, su media hermana, quien ha tomado decisiones radicales desde que llegó al poder.
EN LA OSCURIDAD
Televisa, en la oscuridad, porque la autosuficiencia los incomunica con los medios externos. El criterio de la jefatura de prensa sigue con las viejas prácticas de vetar a quien critica a la empresa o el producto.