Lawrence, sostiene que la única persona que pudo ver la colección, valorada en 1,4 millones de dólares, fue un plomero que arregló una fuga del almacén, lugar donde hurtaron sus revistas, en julio del 2018.

El coleccionista también sugirió que el ladrón había accedido al almacén a través del tejado, ya que las cerraduras no estaban rotas o forzadas y había un cable que colgaba desde el techo.

Por el momento, la policía local está revisando los registros de las cámaras de vigilancia, mientras Lawrence pide a otros coleccionistas que estén atentos a cualquiera que trate de vender los cómics robados.