CIUDAD DE MÉXICO.- Hace tiempo que las cosas cambiaron en Hollywood. El mejor cine que premia la Meca del entretenimiento ya no se habla exclusivamente en inglés… y ya no se hace únicamente en Estados Unidos. Así quedó demostrado anoche, durante la entrega del Oscar, donde la cinta “Parásitos” —con pasaporte coreano— vivió una jornada de gloria, arrasando en las categorías de Guion original, Dirección, Película internacional y Mejor película.
Abrumado por el triunfo, con el cabello alborotado y una sonrisa desbordante. Con esa imagen pasa a la historia Bong Joon-ho, director de la cinta coreana quien al momento de levantar la estatuilla de Mejor director no perdió la sencillez y tampoco la memoria, al afirmar que “cuando era joven estudiaba cine y decían que si llegabas a lo más profundo del corazón, podrías contar una historia a un nivel más personal y creativo. Y eso lo aprendí de Martin Scorsese”.
El aplauso para Scorsese fue inmediato, aunque apenas pudo disimular la noche de pesadilla que vivieron las producciones salidas de la plataforma de Netflix. “Klaus” llegaba como favorita en la categoría de Película animada, pero se le escapó el triunfo ante “Toy Story 4”. Lo mismo para “El irlandés” (de Scorsese) e “Historia de un matrimonio”, que se conformaron con las nominaciones.
También fue una buena noche —pero no perfecta— para “1917”, que brilló especialmente en las categorías técnicas; y “Érase una vez…en Hollywood”, que entre sus triunfos contó el primer Oscar para Brad Pitt, quien reconoció la huella de Quentin Tarantino en la cinta, la selección de personajes y la construcción de la historia.
Reconocer el esfuerzo de otros y la nobleza fue un detalle que marcó la velada. En un momento donde el mundo se fragmenta, se levantan muros y se alejan naciones, la noche del Oscar lanzó un discurso en dirección contraria. El mejor ejemplo lo puso Joaquin Phoenix, quien durante el discurso de aceptación de su premio a Mejor actor, urgió a conectarnos todos, no nada más entre humanos, sino con todos los seres vivos, apelando al “amor y la compasión como nuestro principio rector”.
Con información de EL INFORMADOR