Señora, imagine usted que está a un par de semanas de casarse, lleva usted nueve años con el novio y justo cuando está a unos días de pisar el altar con él, éste le dice que no se quiere casar y que ya no la ama. Ya bastante coraje, rabia y ganas de partirle su madre tendría usted a cuestas; y si encima de esto usted se entera que la verdad de las cosas es que la dejan y no se casan con usted porque el novio se acaba de dar cuenta de que es gay, ¿cómo se pondría usted? Además, se da usted cuenta de que su hermano, quien es el mejor amigo de su novio, ya lo sabía y no se lo dijo, pues también le daría de reventarle el hocico a su hermano, ¿no es así?
Pues esta es la base de la historia con la que me encontré, muy a regañadientes. Mi vieja quería que la llevase al cine: que todos los días encerrados con la niña y no sé qué tantas mamarrachadas más, así que aproveché que los de Cinépolis me mandaron mi credencial anual muy amablemente para ir con una persona totalmente gratis las veces que yo quiera. Así que saqué la tarjeta y nos fuimos al cine. Lo que me ahorré de entradas se lo empujó de nachos, refresco grande y un pelón pelo rico la marrana de mi vieja, y pues a mí ya nada más me alcanzó para un pinche ICEE de cereza.
La película era Hazlo como hombre, y entré a ver esa nomás porque mi vieja la quería ver y no había otra opción de horario; se los digo al chile, pero no saben la grata experiencia que me llevé al final. La película es una comedia romántica entonada en farsa, pero el tema y el fondo son muy importantes, y más para una época y sociedad como la que estamos viviendo.
Aislinn es una gran actriz y hace muy bien todos los géneros, y aunque creo que aquí ella está un poco pasada, en otro tono, creo que tiene que ver un poco más con la dirección que con ella, pues lo mismo le pasa un poco a mi querido Mauricio Ochman, que a pesar de ser marido y mujer, aquí sale de su hermano, un verdadero machista con la loca y muy bien armada idea que cree que la homosexualidad de su amigo y posible cuñado no es más que una enfermedad o una maldita degeneración y hace todo lo posible por curarlo de ese terrible mal del joto.
La película es estupenda, con un gran ritmo, pero sobre todo por medio de la comedia nos lleva a la reflexión; pinta con gran dignidad a las personas de cualquier tipo de orientación sexual como debe ser y nos demuestra que ninguna orientación es una enfermedad. He dicho.