Alberto Pérez Mendoza fue de los primeros seguidores de AMLO que militaba en el PRI, y aun cuando falleció en el 2013, no hay todavía colaborador cercano que lo supere en el acompañamiento de los momentos afortunados y difíciles del ahora líder nacional de MORENA.
Tal fue la cercanía, que Andrés Manuel expresó públicamente su luto cuando Alberto recién había fallecido víctima de un derrame cerebral. “Estoy muy triste por la muerte de mi compañero de lucha por más de 36 años… Es mi amigo más entrañable de Tabasco, con quien conviví más tiempo”, dijo el 13 de marzo de aquel año.
De por medio, hubo la separación de ambos al PRI, bloqueos a pozos petroleros, campañas por la Gubernatura y la Presidencia, el episodio del desafuero a López Obrador como Jefe de Gobierno, entre otros episodios.
Alberto, en voz de López Obrador, se caracterizó por ser ejemplar e íntegro. Fue uno de los tabasqueños que creció en la “cultura del esfuerzo” desde el seno familiar, donde durante los años de su juventud trabajó en el horno en “La providencia de Dios”, la panadería de su padre, don César.
Para su hermano, Carlos Pérez Mendoza, la confianza que le depositó López Obrador se resume con las siguientes palabras: “El trabajo de Alberto era como el brazo derecho del licenciado Andrés Manuel”.
Estudió Derecho en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) y sin concluir esta carrera, se involucró en la administración del gobierno priísta de Leandro Rovirosa, en la cual ocupó entre los años 1976 y 1982, el puesto de jefe de prensa, y en 1983, el mismo puesto en la dirigencia estatal del Confederación Nacional Campesina (CNC).
En ese año fue cuando acompañó a Andrés Manuel hasta una nueva decisión de “no retorno”. El gobernador de entonces, Enrique González Pedrero nombra a López Obrador Oficial Mayor, al que renuncia en cuestión de horas, el 13 de agosto, por considerar que lo aleja de su trabajo a ras de tierra en la gestión social.
“Cuando a Andrés Manuel lo nombran dirigente estatal del PRI, él quería cambiar la forma de hacer las cosas en el PRI. Quería que desde la dirigencia se vigilara a los ayuntamientos, viendo que cumplieran en la gestión social.
Y eso molestó mucho a varios que no querían que los estuvieran vigilando. González Pedrero lo mete a Oficialía Mayor, una jugada que Andrés Manuel no aceptó”, relata Carlos Pérez Mendoza, director del diario La Verdad del Sureste.
De un momento de incisión partidista, recuerda, hubo otros sucesos en los que su propia familia le daba aliento a Alberto para seguir a López Obrador en ese “no retorno”, como en 1996, cuando giran órdenes de aprehensión por bloquear campos petroleros.
“Me acuerdo cuando, por los cierres de pozos, cayeron presos varios compañeros: Dorilián (Díaz Pérez), Darvin (González Ballina), Pedro Landero y decían que iban a detener a Andrés Manuel. Alberto estaba en casa, comunicándose por teléfono.
Ahí, fue algo muy especial, porque le dice mi mamá: ¡Bueno! ¡Y tú qué haces aquí. Vete a apoyar al licenciado Andrés Manuel! ¡Si lo van a meter preso, pues te vas preso tú también!”, rememora.
De ese episodio de persecución penal, todavía a Pérez Mendoza le tocó respaldar a López Obrador en los momentos en los que redactaba su discurso en contra del desafuero de la Jefatura de Gobierno del DF, siete años después.
Desde su cargo de director de Patrimonio Inmobiliario del GDF, refiere, era un cercano colaborador y fue él quien le ayudó a redactar el discurso que pronunció López Obrador ante los diputados de la Asamblea Legislativa.
Por esa integridad, en la que confiaba a ciegas, López Obrador le encomendó a Alberto sus estrategias, al nombrarlo coordinador de su campaña en la contienda por la Gubernatura en 1988, en la que fue por el Frente Democrático Nacional (FDN), como también en el 2006, cuando lo designa coordinador de defensa del voto para contender como abanderado del PRD a la Presidencia.
La repentina muerte impidió que el “amigo entrañable” pudiera acompañar a Andrés Manuel en cualquiera de esos cargos y sea, por lo que cuenta su hermano Carlos, lo que en su momento lamentó el nuevamente aspirante a la Presidencia. “Cuando estaban velando a Alberto, llegó Andrés Manuel. Se le quedó viendo y dio un golpe en el ataúd, como diciendo, por qué. Quiso llorar, se dio la vuelta y se salió”.