Jocelyn Díaz / Grupo Cantón
México.- Después de meses de retos, nervios, platillos memorables y muchos mandiles negros, Daniel Valle se convirtió en el gran ganador de MasterChef Celebrity 2025.
Lo que comenzó como una experiencia para no ser eliminado en los primeros episodios, terminó convirtiéndose en un viaje profundo, emotivo y transformador, tanto en lo culinario como en lo personal.
“No sabíamos cómo nos había ido en la final”, confiesa en entrevista exclusiva. “Todo se decide en la última cocina. Si hubiera cometido algún error horrible, o si me hubiera quedado cruda la langosta, o si el tiramisú me hubiera quedado terrible, no me llevo yo el primer lugar, se lo hubiera llevado alguien más. Hasta que vimos la final supimos qué pensaban los chefs de nuestros platillos, estuvimos en incertidumbre hasta entonces”.
Y es que más allá de la técnica, Dani cocinó con el alma. Cada platillo de la gran final tuvo un significado, una historia, un lugar en su vida.
“La entrada estaba conectada con Playa del Carmen, porque viví allá varios años. El plato fuerte lo llevé a un summer camp en Estados Unidos, donde probé por primera vez la langosta, y lo mezclé con México a través de un mole blanco que calificaron como muy elegante. El tiramisú hablaba de las personas, y lo conecté con Michoacán, donde vivió mi papá muchos años. Estas son las piezas que conformaron a Dani”.
Aunque nunca se imaginó llegar a la final, mucho menos ganarla, el camino fue de esfuerzo constante.
“Conforme iba avanzando, me sentía más seguro. Lo importante era seguir cocinando, aunque me tocara el mandil negro. Antes de las grabaciones tuve más de 100 horas de preparación en cocina, y durante la competencia, los fines de semana cocinaba en casa. Fueron tres meses de darle duro a la cocina, eso me fue dando habilidades técnicas y también de paladar”.
Con una sonrisa que refleja sorpresa y orgullo, Dani recuerda que antes de todo esto, no era precisamente un apasionado de los fogones.
“Me gustaba la comedera, echar la papa, más que la cocina. Hacía cosas muy básicas, como un pollo a la plancha, pero nada del otro mundo. Cuando me dijeron que iba a entrar, me puse las pilas, no quería salir en el primero, segundo o tercer episodio… y mira”.
Hoy, con el trofeo en casa y una experiencia que le cambió la vida, Daniel confiesa que ya tiene su librito de recetas, y que desea retomar la cocinada con mucho más cariño.
“Descubrí el amor por cocinarle a alguien. La comida es un apapacho al corazón. Quiero, y seguramente tendré la oportunidad, de cocinarle a mis amigos, a mi familia… y espero que, en algún momento a alguien especial, porque ahorita estoy soltero, y esa es una de las cosas más bonitas que me llevo de este reality”.
Y si algo tiene claro, es el profundo agradecimiento que siente por los chefs.
“Amo a los jueces, estoy muy agradecido con ellos. Formaron al Dani que llegó a la final, con sus visitas, sus consejos, sus tips. Los quiero muchísimo. Cada uno es único en lo que hace, para mí fue una joya haberlos conocido y probado su cocina”.
Sobre su futuro, lo tiene claro: aún no hay un plan definido, pero sí la intención de pensar con cabeza fría.
“Invertiré el premio para que esté generando, pero no he tenido ni tiempo de pensar. Ya me sentaré a planear, escribir, a ver qué cosas se vienen. Quiero usar este título a mi favor, pero sabiamente”.
¿Y otro reality? Dani lo duda. “No me veo en otro reality en el que encaje… esos de supervivencia o atletismo me encantan, son divertidos, pero no, no voy a estar ahí sobreviviendo”, dice entre risas.
Hoy, Daniel Valle no sólo ganó un trofeo: ganó confianza, habilidades, amistades, nuevas metas y una nueva pasión. “La cocina me enseñó a contar mi historia con sabores, y eso… eso no se olvida nunca”.