REDACCIÓN / GRUPO CANTÓN
(PRIMERA DE DOS PARTES)
CANCÚN.- Olas de calor implacable rostizaron al estado de Phoenix y Argentina. Los incendios forestales arrasaron en Canadá. En en continente africano, en Libia, las inundaciones ocasionaron la muerte de miles de personas. La capa de hielo invernal en los mares alrededor de la Antártida llegó a mínimos niveles sin precedentes.
Las temperaturas globales del año pasado no solo batieron récords previos… los hicieron pedazos. De junio a noviembre, el mercurio alcanzó nuevos puntos máximos mes tras mes. Las temperaturas de diciembre se han mantenido en gran medida por encima de lo normal: gran parte del noreste de Estados Unidos espera condiciones similares a las de la primavera.
Es por eso que los científicos se están enfocando en analizar pruebas —de océanos, erupciones volcánicas e incluso la contaminación de buques cargueros— para ver si este año podría revelar algo nuevo acerca del clima y cómo lo estamos afectando.
Una hipótesis, tal vez la más preocupante, es que el calentamiento del planeta se está acelerando, que los efectos del cambio climático nos están afectando con mayor rapidez.
“En realidad, lo que estamos buscando es un montón de evidencia que corrobore que todo señala hacia la misma dirección”, comentó Chris Smith, científico especializado en el clima de la Universidad de Leeds. “Después, buscamos causalidad… eso será muy interesante”.
Aunque las temperaturas de este año fueron muy extremas, no sorprendieron a los investigadores: los modelos computacionales ofrecen un rango de temperaturas proyectadas y el calor de 2023 está aún dentro de ese rango, aunque en el extremo alto.
Andrew Dessler, un científico atmosférico en la Universidad de Texas A&M, manifestó que un año excepcional no sería suficiente para indicar que algo está mal.
Hace tiempo que las temperaturas globales suben y bajan en torno a una tendencia cálida constante debido a factores cíclicos como El Niño, el fenómeno climático que apareció en la primavera y, desde entonces, se ha intensificado, lo que podría ser un indicio de que habrá más calor histórico en 2024.
“Tu opinión predeterminada debe ser que «los modelos tienen razón»”, dijo Dessler. “No estoy dispuesto a afirmar que hemos «descompuesto el clima» o que algo raro está pasando hasta que tengamos más evidencia”.
Los investigadores estarán particularmente atentos a determinar si algo inesperado podría ocurrir en la interacción de dos influencias climáticas importantes: el calentamiento resultante de los gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, y el enfriamiento de otros tipos de contaminación industrial.