Redacción / Grupo cantón
Curiosidades.- Cada 26 de julio, el mundo conmemora el Día Internacional para la Conservación del Ecosistema de los Manglares, una fecha instaurada por la UNESCO en 2015 para visibilizar el papel fundamental que cumplen estos ecosistemas costeros. Aunque representan menos del 1% de los bosques tropicales del planeta, los manglares son esenciales para proteger las costas, albergar biodiversidad y capturar carbono.
Sin embargo, este ecosistema vital enfrenta una alarmante degradación, impulsada por la urbanización, la contaminación, la deforestación y prácticas acuícolas no reguladas. De acuerdo con el PNUMA, su pérdida avanza entre tres y cinco veces más rápido que la de otros bosques del mundo.
¿Qué son y por qué son tan importantes?
Los manglares son bosques intermareales que se desarrollan en zonas tropicales y subtropicales. Están formados por especies de árboles —mangles— que toleran la salinidad y la inmersión periódica en agua de mar. Sus complejas raíces sirven de hábitat a peces, cangrejos, ostras y mejillones, funcionando como verdaderas zonas de cría y refugio.
También protegen la costa de la erosión, las tormentas y el ascenso del nivel del mar. Según Paula Pratolongo, investigadora del CONICET, pueden almacenar hasta cinco veces más carbono orgánico que los bosques tropicales de montaña, lo que los convierte en sumideros clave frente al cambio climático.
Pérdida acelerada y consecuencias sociales
Pese a su importancia, los manglares han perdido más del 67% de su superficie global, y cada año desaparece un 1% adicional. La causa principal: la transformación del hábitat para la expansión urbana, puertos, turismo o acuicultura, como las camaroneras. El caso de Ecuador es paradigmático: comunidades pesqueras quedaron sin empleo, sin manglares y obligadas a emigrar tras el colapso del modelo productivo.
Además, su desaparición debilita la defensa natural ante desastres climáticos. En países como Bangladesh, la falta de manglares tras talas masivas exacerba los efectos de ciclones e inundaciones.
Incluso el turismo mal regulado puede ser letal. “Los reemplazan con cocoteros por estética, pero se pierde toda la productividad marina que genera el manglar”, explicó el biólogo marino Pablo Penchaszadeh.
¿Cómo restaurarlos y protegerlos?
La restauración es posible, pero exige acciones integrales, incluyendo la participación comunitaria y políticas públicas eficaces. Existen casos exitosos en Filipinas, Madagascar y Pakistán, donde se combinan viveros de especies nativas, replantación y recuperación de la hidrología natural.
Los programas de carbono azul también son clave: permiten vender créditos de carbono por el CO₂ que capturan estos ecosistemas, canalizando recursos hacia conservación y desarrollo local.
“La protección de los manglares no es solo una cuestión ambiental —señala Pratolongo—, sino una herramienta estratégica para la seguridad alimentaria, la defensa costera y la lucha contra el cambio climático”.