Jocelyn Díaz / Grupo Cantón
Cancún,-Con la promesa de tener “Algo que cantarles”, Alfredo Fiori cumplió con creces y regaló un concierto entrañable que envolvió al Teatro de la Ciudad en nostalgia, romanticismo y fiesta.
Cientos de personas se dieron cita para vivir un viaje musical que los llevó desde los boleros más íntimos hasta el esplendor del mariachi, en una noche donde la voz y el carisma del cantante brillaron en cada interpretación.
La jornada comenzó unas horas antes en el Café de Cancún, donde Fiori compartió con el público la charla “No cantes mal las rancheras”. Con humor y cercanía, ofreció consejos y secretos para quienes disfrutan cantar o se dedican profesionalmente a ello, preparando así el terreno para lo que vendría: una velada que desbordó emociones.
Ya en el escenario, las primeras notas despertaron recuerdos con temas como “Perfidia”, “Como fue” y “Te extraño”, piezas que rápidamente se convirtieron en un coro unánime con la voz del público.
La noche se volvió aún más especial con la presencia de invitadas que dejaron huella: Camila, quien acompañó a Fiori en una sentida versión de “Me dediqué a perderte”, y Beverly, que encendió la sala con la alegría de “Piel Canela”.
El repertorio avanzó entre clásicos como “Algo contigo”, “Noche de ronda” y “Quizás, quizás, quizás”, preparando el ambiente para un momento de gran fuerza escénica: la entrada del Mariachi Aventurero.
Ataviado con traje de charro, Alfredo Fiori rindió homenaje al ídolo Pedro Infante con “Serenata Huasteca” y “Cien años”, logrando ovaciones que resonaron con orgullo mexicano.
El recorrido musical no se detuvo ahí. El público vibró con “Te sigo amando” de Juan Gabriel, se estremeció con “Amanecí en tus brazos” a dueto con Camila, y se dejó envolver por joyas como “Gema” y “Granada”.
Cada interpretación fue recibida con aplausos cálidos, que al final se transformaron en una ovación de pie, agradeciendo una velada que quedará en la memoria de todos los presentes.
La música fue el hilo conductor de una noche mágica, pero lo que realmente convirtió al concierto en algo inolvidable fue la entrega total de Alfredo Fiori: su voz potente, su carisma cercano y la pasión con la que compartió cada canción.