Mexicali, Baja California Norte
Alejandro Lelo De Larrea
GRUPO CANTÓN
Hizo una parada en la carretera. Las Rumorosas, uno de los paisajes más bellos de la región. Dónde las rocas rumoran, sollozan con el pasar del viento. Sí, el Presidente Electo Andrés Obrador descendió de su vehículo, y con el paisaje de fondo de las monumentales rocas, pronunció unas palabras para los damnificados de los sismos de septiembre del año pasado: por fin, el Fideicomiso para Todos juntó los 103 millones de pesos que prometió.
El equivalente al 50% de lo que erogó el tabasqueño en su campaña presidencial. “Me da mucho gusto informarles, decirles que se cumplió. Ya tenemos el dinero que se comprometió”, comentaba sonriente, mientras el viento alborotaba su cabello. Todos los damnificados han recibido 2 mil 400 pesos mensuales.
Al terminar su mensaje, López Obrador subió a la camioneta y concluyó su viaje hasta esta ciudad, la capital del estado, para una reunión informativa con simpatizantes de Morena.
EL AEROPUERTO
Por la mañana, el gobernador Francisco Vega fue a recibirlo hasta la puerta del avión, en Tijuana. Kiko, como es conocido acá, no iba solo. Le acompañaban su esposa y su hijo, que se fue de pinta de la escuela, con tal de estar en la llegada de AMLO.
“Le presento a mi esposa. Mi hijo Brando por allá, no fue a la escuela…”
—Quería estar conmigo —interrumpió López Obrador.
—Pero al rato ya lo regreso a clases —respondió Kiko Vega.
Brando se acercó a López Obrador, lo abrazó, y lo que no podía faltar: se sacó la selfie con el Presidente Electo.
Kiko Vega y López Obrador se reunirían más tarde en la sede oficial en esta capital, a unos 230 kilómetros de Tijuana, mucho calor, y Las Rumorosas de por medio. El encuentro, se sabría, fue muy respetuoso, pero con posturas firmes del tabasqueño.
El vuelo en que viajó AMLO desde la Ciudad de México llegó sin contratiempos, sin demora alguna. Pero todavía estaban frescos los recuerdos del día previo, cuando el avión de Huatulco a la CDMX, en el que regresaría Obrador, se retrasó casi 5 horas.
En el equipo de asesores del mandatario electo, ahora ya tienen claro que el retraso fue principalmente responsabilidad de la aerolínea Viva Aerobús, propiedad de Roberto Alcántara Rojas, a quien se le vincula con el Grupo Atlacomulco. Además, es el permisionario del Tren Suburbano, que corre de Buenavista, en el centro de la capital, a Cuautitlán Izcalli, Edomex.