Redacción / Grupo Cantón
La organización ambientalista Greenpeace estima que cerca del 40% de la comida preparada en Noche Buena termina en la basura.
Ciudad de México.- Antes de la llegada de la temida cuesta de enero, México ya enfrenta otro efecto colateral de las fiestas decembrinas: una creciente “factura ambiental” derivada del aumento en la generación de basura, el desperdicio de alimentos y mayores emisiones contaminantes.
De acuerdo con la organización ambientalista Greenpeace, la Navidad provoca un incremento considerable de los residuos sólidos y de la comida desperdiciada, lo que se traduce en un aumento de gases de efecto invernadero que agravan la contaminación y la crisis climática.
Viridiana Lázaro, campañista de Greenpeace en México, señaló que el desperdicio alimentario durante esta temporada es un problema grave, ya que la producción de alimentos requiere grandes cantidades de recursos naturales y superficie de tierra. Sin embargo, se estima que cerca del 40% de la comida preparada en Navidad termina en la basura.
La activista explicó que la falta de planeación en las compras y comidas decembrinas es uno de los principales factores que incrementan este desperdicio, el cual, según cifras de 2024, es responsable de alrededor del 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
A este panorama se suma el aumento de residuos en las grandes ciudades del país. En zonas urbanas como la Ciudad de México, la generación de basura crece hasta un 30% durante diciembre, lo que pone en riesgo la capacidad de los sistemas de recolección y tratamiento de desechos.
Desde el ámbito académico, Delfina Corsi, subdirectora de Campus Sustentables y Vinculación de la UNAM, advirtió que en estas fechas las plantas de tratamiento enfrentan un incremento de más del 10% en los residuos, lo que representa una “prueba de estrés” para el sistema. Según su análisis, diciembre actúa como un acelerador del consumo y marca el pico anual en la generación de desechos.
Ante este escenario, Greenpeace llamó a la ciudadanía a tomar medidas para reducir el impacto ambiental, como moderar el consumo de energía eléctrica —que puede aumentar hasta un 30% durante las fiestas— y optar por alternativas más sostenibles en las celebraciones.
Una de ellas es el uso de árboles de Navidad naturales certificados, que contribuyen a combatir la deforestación. Mauricio Beni, productor de árboles en Villa del Carbón, Estado de México, explicó que estas plantaciones se realizan en terrenos previamente agrícolas o degradados, ayudando a recuperar superficie forestal y evitando que los árboles terminen en la basura.
De acuerdo con la ONG Reforestamos México, en el país se producen alrededor de 700 mil árboles de Navidad al año, muchos de ellos certificados por el Gobierno por sus beneficios ambientales, como una opción más responsable para mantener las tradiciones sin aumentar el daño ecológico.

