“¡Nos tiraron de todo!”, dijo visiblemente afectado el volante y capitán ‘xeneize’, Pablo Pérez.
A su vez, el defensor central Carlos Izquierdoz relató rápidamente a periodistas apostados en el ingreso del vestuario en el Monumental que “nos tiraron gas pimienta, palos, piedras. Entró de todo al micro”.
La televisión mostró el ingreso de los jugadores al camerino y en su totalidad, así como el cuerpo técnico y varios directivos que viajaban con el plantel, se veían afectados por los gases.
“Fue un descontrol en las últimas calles cerca al Monumental. La policía se vio desbordada ante tanto vandalismo y tuvo que dispersar a los hinchas de River con gases lacrimógenos, que también por efecto del viento y las ventanas rotas ingresaron al micro”, dijo uno de los directivos a la prensa.
Según la televisión local, varios jugadores resultaron cortados por efectos de los vidrios rotos y el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, se encontraba en el camerino de Boca expresando su solidaridad al plantel rival.
El desplazamiento del automotor se hizo con una fuerte custodia de policía desde el exclusivo sector de Puerto Madero, en el centro de Buenos Aires, hasta el barrio de Núñez, en el norte de la ciudad.
El fervor de las hinchadas es el condimento de esta centenaria rivalidad entre Boca y River, uno de los clásicos más vistos y el más popular en el mundo.
Desde 2013 rige en Argentina una prohibición para que las hinchadas visitantes acompañen a sus equipos debidos a recurrentes hechos de violencia.