Este deporte fue especialmente creado para personas con dificultades de movilidad o con discapacidad visual, a diferencia de los demás deportes que son una adaptación de los que se compiten en los Juegos Olímpicos.
Los Juegos Paralímpicos que se desarrollan en Tokio tienen historias peculiares, tanto por los deportistas que las protagonizan como por los deportes que se disputan.
Una de las diferencias entre los Juegos Olímpicos y los Paralimpicos son dos disciplinas que son exclusivas de atletas paralimpicos; el boccia y golbol.
Estos dos deportes fueron creados y adaptados para personas con dificultades de movilidad o con discapacidad visual.
Después de la II Guerra Mundial, centenares de soldados sobrevivientes quedaron con problemas de visión como secuela del conflicto.
En 1946, el austríaco Hans Lorenzen y el alemán Sepp Reindle diseñaron un juego con la idea de rehabilitar a estos veteranos de guerra y además de poder incluirlos en alguna actividad física.
De allí nació el “goalball” o “golbol”, un deporte que consiste en dos equipos de tres integrantes cada uno que defienden un arco que mide nueve metros de largo.
La idea es evitar que una pelota -que lleva un cascabel o campanas en su interior- entre dentro de ese arco y se convierta en una anotación.
Todos los jugadores tienen los ojos cubiertos (para estandarizar la competencia y evitar ventajas) y la idea es utilizar solamente el cuerpo para cubrir la portería.
Es un deporte de alta exigencia física, ya que los jugadores más entrenados pueden llegar a lanzar la pelota a una velocidad de 70 km/h.
A raíz de su popularidad, en los Paralímpicos de 1976 fue incluido como deporte de exhibición y en los Juegos de 1980 comenzó a dar medallas.
En los Paralímpicos de Río 2016 la medalla de oro fue para el equipo de Lituania en masculino y Turquía en femenino.
Para esta edición Tokio 2020 se espera que la disciplina sea todo un éxito y pueda consolidarse como una de las principales competencias.