Sin embargo, el partido nada tuvo que ver con el que ambos jugaron hace tres años y en el que un imberbe Tsitsipas fue arrollado por el ‘rey de la tierra’ (6-2 y 6-1).
El heleno, que esta vez llegaba a la última ronda como el jugador del momento, puso a Nadal al límite como nadie antes lo había hecho en el abierto barcelonés, pues solo David Ferrer había sido capaz de robarle un set en una final.
El balear empezó imperial con su servicio para ganarlo en blanco en el primer juego, pero perdió el siguiente con su saque y Tsitsipas ganó de nuevo el suyo para colocarse 1-3.
El ateniense sumó once puntos seguidos en esa fase del partido y Nadal, a remolque de su adversario, no veía la manera de contrarrestar el acierto del campeón de Montecarlo.
El mallorquín salvó dos bolas de ‘break’ en el quinto juego, mientras que Tsitsipas se colocó cómodamente 2-4, encadenando primeros servicios.
Pero todo cambió el octavo juego, cuando Rafael Nadal logró romper el saque del segundo favorito y volvió a hacerlo en el último juego del primer set para adjudicárselo, casi por sorpresa, por 6-4.
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