Pedro Torres / Grupo Cantón
Cancún.- El sonido de la cuerda tensada y la flecha volando hacia el blanco se ha convertido en el latido constante de un sueño: volver a unos Juegos Paralímpicos. Y esa es la meta del quintanarroense Omar Echeverría Espinoza, quien, tras vivir la máxima experiencia deportiva en Tokio 2020, ya fija su mirada en Los Ángeles 2028.
Aunque no logró clasificar a París 2024, Omar no pierde la motivación ni el enfoque.
“Tokio fue un aprendizaje profundo. Me enfrenté a los mejores del mundo. Ahora toca comenzar de nuevo, con la misma pasión”, expresa el arquero desde su natal Playa del Carmen.
Recientemente, Omar volvió al podio en la Copa Presidente, realizada en Tlaxcala, con medalla de bronce individual y oro en Equipos Mixtos junto a su compañera Lya Sánchez, quien además se colgó el oro en individual.
La también playense Larissa Esteban se convirtió en doble medallista de bronce en la modalidad individual y por Equipos Mixto con el bajacaliforniano Víctor Sardina, quien participó en los Juegos Paralímpicos ‘París 2024’.
Todos ellos guiados por la experimentada entrenadora y presidenta de la Asociación de Quintana Roo de Tiro con Arco, Hilda Martell, quien se congratuló por los buenos resultados.
México albergará la “Copa América de Para Arquería”, un circuito de dos etapas cuya primera fase será celebrada en Morelia, Michoacán, del 16 al 20 de julio; y la segunda etapa en Chicago, Estados Unidos, del 27 al 31 de agosto.
Por lo pronto, Omar continúa con un plan de entrenamientos intenso y disciplinado, mientras forma a jóvenes talentos en su campo de tiro en Tulum, donde comparte no solo técnica, sino inspiración.
“El deporte me cambió la vida. Quiero que más jóvenes encuentren en él una herramienta de superación”, afirma.
Detrás de cada medalla, está la historia de un joven que a los 17 años sufrió un accidente automovilístico que lo dejó con una lesión medular. Pero su historia no se detuvo ahí. En el deporte halló no sólo terapia, sino propósito.
El camino a Los Ángeles 2028 apenas comienza, pero Omar Echeverría, a sus 44 años ya lo recorre con el arco firme, la mirada clara y la convicción de quien sabe que lo mejor aún está por escribirse.