Carlos Águila Arreola
GRUPO CANTÓN
BACALAR.- Un hotel que alteraba la vida ecosistémica y los estromatolitos de la laguna de Bacalar fue clausurado tras la denuncia de activistas y ciudadanos, aunque sin la participación de las autoridades estatales y mucho menos federales, lo que genera muchas suspicacias.
En tanto, la Asociación de Hoteles del Centro y Sur de Quintana Roo y el Consejo Comunitario de la Cuenca de la Laguna de Bacalar (Conclab), festinaron la información del Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), que determinó que los estromatolitos tienen “buena salud”.
HECHOS
La semana pasada, activistas y personas bacalarenses denunciaron una “atrocidad” presuntamente autorizada por la autoridad, que “ha dado permisos sin fundamento para la construcción y operación de un edificio hotelero al interior de la laguna de Bacalar”.
El texto hecho llegar al Quintana Roo Hoy, añade que “se permitió que un privado obtenga un lucro ilegal en la zona federal, poniendo en riesgo el equilibrio ambiental”; incluso, se dio la ubicación: https://maps.app.goo.gl/E1K7f1oUzKJP7suTA?g_st=ic.
La construcción en el lugar tiene más de un año que inició; tras varias denuncias lo pararon anteriormente, pero ahora reinició, seguramente tras “embarrar” las manos de los inspectores de la SEMA, que están bajo las órdenes de Josefina Huguette Hernández.
No obstante, los sellos colocados a la estructura el domingo, que se interna varios metros dentro de la llamada “Laguna de los Siete Colores”, solo son municipales; es decir, ni la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), y mucho menos la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales parecen estar al tanto.
Eso es lo que, de acuerdo con varios de los denunciantes, levanta la suspicacia de que la clausura solo fue “para taparle el ojo al macho” y el temor de que en unas semanas, al amparo del fin de año, los trabajos en el lugar se reanuden.
EL PELIGRO DE OBRAS CLANDESTINAS
La presidenta de los biólogos en la entidad, Patricia Ocaña Luna, dic que las construcciones clandestinas “son una situación muy grave porque hay lugares que colindan con zonas federales”.
“Se tendrían que hacer estudios ante la Federación (en la Semarnat), y hay otros que tienen que hacer cambios de uso de suelo para poder dar continuidad a su proyecto, y como no se hace es una situación grave”, sostuvo la especialista.
“Me gustaría conocer a detalle el estudio… tal vez la salud de los estromatolitos in situ esté bien, pero lo que está ocurriendo en el entorno obviamente va a afectar porque no sé qué tan cerca o lejos de los estromatolitos hay construcciones”, remató la bióloga.
ESTROMATOLITOS
En Chetumal, los hoteleros del centro y sur, y el Conclab, expresaron satisfacción ante la información del Ecosur, sede Chetumal, que determinó que los estromatolitos de la laguna gozan de “buena salud”, ya que registran cobertura de tejido mayor al 70%.
Además, hay mayor diversidad microbiana como parte de los procesos de recuperación tras el efecto de la tormenta “Cristóbal”, la inactividad turística por la pandemia y mayor conciencia ambiental, de acuerdo con el “Diagnóstico del Estado Actual de Laguna Bacalar y Propuesta de Monitoreo Anual con Enfoque Multidisciplinario”.
El estudio, que contempla la sociodemografía, la calidad del caracol chivita y los estromatolitos, fue financiado por el Consejo Quintanarroense de Ciencia y Tecnología (Coqcyt).
Luisa Isaura Falcón Álvarez, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y quien tiene años estudiando los estromatolitos de Bacalar, presentó los resultados del estudio y explicó que para determinar su salud se analizaron dos componentes.
El primero es la densidad microbiana, y el segundo la cobertura del tejido que los cubre. El indicador de cobertura de tejido vivo mostró un porcentaje mayor al 70% en las tres áreas en que se dividió geográficamente el estudio: norte, centro y sur.
Sin embargo, el Colegio de Biólogos de Quintana Roo no festeja el anuncio porque las autoridades municipales, estatales y federales no están dando autorizaciones, lo que implica que quienes “desarrollan” lo hacen de manera clandestina, lo que afectaría a los estromatolitos.