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Quien anda en malos pasos, en uno quedará atascado

¿Alguna vez tu hermano o hermana mayor te encerró en el cuarto o en el baño por juego? Para las personas que pasamos por está broma familiar, la verdad es que no era tan divertida. Pasar esos segundos o minutos sin poder salir pensando que aún usando toda tu fuerza no puedes ser libre y el espacio cada vez se va haciendo más pequeño, era una pesadilla. Bueno, en una escala pequeña, eso es lo que siente una persona que es privada de la libertad. En México, domingueramente conocemos este término como “levantón”.  A pesar de ser uno de los delitos más “castigados”, los criminales siguen recurriendo a esta práctica. Si nos vamos por cantidad de habitantes, Quintana Roo es uno de los cinco estados con mayor cantidad de privaciones de la libertad en el país. 

Esta semana “levantaron” a una persona en la región 212 en el fraccionamiento Real Las Quintas. Cuando ex elemento de la Dirección de Tránsito Municipal se encontraba afuera de su vehículo en la entrada de una calle privada, ocho sujetos armados se llevaron en contra de su voluntad.

El perfil de las personas que son privadas de la libertad ya no es como antes, anteriormente “levantaban” a gente de un nivel económico mucho mayor, influencia política o jefes de los adversarios criminales. Hoy desaparece gente común y corriente, empresarios de pequeños a grandes o cualquier narcomenudista que sea identificado.

Depende del perfil de la persona es el objetivo que buscan los criminales, por ejemplo: si es un empresario, se busca una ganancia (aquí se convierte la privación de la libertad en secuestro); cuando es una persona que al parecer no tiene muchos recursos económicos, el objetivo se convierte en conseguir información de grupos enemigos. 

Las personas que son levantan para conseguir información, normalmente pasan por procesos; el primero, es la tortura para causar temor y miedo en la víctima; la segunda, es el interrogatorio para conseguir nombres, ubicaciones, conexiones y estrategias de los grupos rivales; la tercera, y final, es la ejecución. 

Las víctimas de este delito fueron estudiadas durante días o incluso semanas antes de ser desaparecidas. Cuando un grupo armado acude al hecho, es por que espera un escenario difícil, tal como, que la persona a punto de ser levantada tenga un arma con que defenderse.

Debemos evitar reunirnos o relacionarnos con personas peligrosas o criminales, porque, quien anda en malos pasos, en uno quedará atascado.

Publicado por
Redacción Quintana Roo Hoy