Buena parte de los recursos públicos que se deben aplicar directamente hacia la sociedad provienen de los programas federales. Lo que suceda con ellos tiene un impacto local directo, por lo que deben ser observados.
Al revisar varias vertientes como la atención a niñas, niños y adolescentes (educación, violencia, mortandad, embarazos y suicidios) el especialista Saúl Arellano, analista de la organización México Social, concluye que no puede sostenerse que el año 2016 sea un año ejemplar en acciones y consecución de metas en el ámbito de lo social. Los resultados son negativos.
Según el Programa para el Desarrollo Social con Equidad del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, el panorama para la política social luce gris a pesar de los esfuerzos realizados en educación, salud y ataque al hambre. Fueron insuficientes y se quedaron incompletos, agrega, y ahora “el ánimo reformador parece estarse haciendo a un lado y los esfuerzos se están concentrando en administrar lo que no se pudo cambiar o lo poco que fue modificado.” Demasiada dispersión de los esfuerzos y los presupuestos porque se sigue evadiendo establecer el Padrón Único de Beneficiarios para racionalizar y ordenar los recursos y los beneficios.
Mientras que para el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) el paquete de reducción económica diseñado para el próximo año anuncia la preservación de la desigualdad en el país, pegando en rubros como salud y educación, frenando las posibilidades del desarrollo.
Un panorama complicado que obligará localmente a remar contra la corriente con iniciativas muy imaginativas y con amplia participación de la sociedad organizada. De otra manera, se corren riesgos de más retroceso social.
