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17 abril, 2024

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Molestias

Sí, hay molestias. La propaganda oficial ha sido tan efectiva que ahora se identifica a quienes manifiestan su inconformidad por el estado de cosas como vándalos, irresponsables, listos sólo a destruir cuanto encuentren a su paso; y éstos son, en el colmo del cinismo, los representantes de un gobierno manipulador y represor por antonomasia.

Rafael Loret de Mola

Sí, hay molestias. La propaganda oficial ha sido tan efectiva que ahora se identifica a quienes manifiestan su inconformidad por el estado de cosas como vándalos, irresponsables, listos sólo a destruir cuanto encuentren a su paso; y éstos son, en el colmo del cinismo, los representantes de un gobierno manipulador y represor por antonomasia. Hay que decirlo así para hacer entender las razones por las cuales se producen las incesantes manifestaciones antes de juzgar a quienes las realizan por “ociosos”, “flojos” y “desobligados”.

Hace una semana estuve en Tuxtla Gutiérrez, a invitación de la Logia Domingo Chanona, y tuve unos minutos libres que dediqué a dialogar con los maestros –quienes sí lo son, al contrario de cuanto esgrime la argumentación falaz–, en plantón sobre la Avenida Central.

Me anunciaron que, a partir del lunes pasado, como sucedió, tomarían medidas mayores para exigir, de plano, la cabeza de Aurelio Nuño, el insensible impostor quien está listo a “usar la fuerza” porque no tiene cabeza sino para eso.

No ha existido, en el gobierno de la República, la menor intención de resolver el conflicto por la vía correcta, la del diálogo, con ánimo de ceder y no de imponer, a rajatabla, las decisiones tomadas en petí comité en donde el presidente actúa como si fuera una marioneta de Luis Videgaray Caso y del propio Nuño. Es muy duro decirlo, pero desde hace tiempo el mandatario perdió su autoridad moral y su calidad política; y de ello se han aprovechado algunos miembros del gabinete.

Por ello se recrudecen los rumores sobre cambios en el equipo de colaboradores cercanos. De éstos surgirá, sin duda, el iluso candidato presidencial de un PRI destazado, hundido y muerto.

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