Qué lejos quedó el presidente de lo que la gente esperaba escuchar, de la explicación, de una respuesta que al parecer no existe. “Fue una medida necesaria que, de no tomarla, las repercusiones hubieran sido peor”, dijo.
Pero ¿cuáles son las repercusiones peores? Por lo menos hubiera dicho qué pasaría si en lugar de tomar una decisión autoritaria como la que tomó, se hubiera decantado por otra solución o bien si decidiera no hacer nada.
La verdad es que no se ven escenarios peores a los adoptados. Los mexicanos estamos sumamente indignados por lo que está sucediendo, por los incrementos intolerables y por las mentiras dichas de frente a la sociedad.
¿Qué le está pasando al país? ¿por qué no lo aclara el presidente? ¿será que él sepa lo que sucede o sigue en su novela televisiva?
Y ese “no permitiremos…” es lo que cala más profundo, cuando él sabe muy bien que nadie le está pidiendo permiso para tomar acciones más radicales, para hacerse escuchar ante un gobierno sin oídos.
Es triste y lamentable ver a un presidente pararse ante la nación para no decir nada, para reiterar y reiterar –como él mismo lo dijo- y tartamudeando como es su costumbre, para intentar justificar lo injustificable.
¿Por qué los mexicanos habremos de pagar una gasolina y la energía eléctrica tan cara? ¿Acaso es para seguir paseando con toda su familia alrededor del mundo? Que nos explique al menos los beneficios que ha tenido México en sus innumerables viajes por distintos países acompañado, claro, de su esposa y de sus cuarenta hijos.
¡No, no y no! Los mexicanos no tenemos por qué seguir pagando tanto abuso, tanto exceso, estamos cansados de que nos vean la cara un día sí y al otro también.
¡Ya basta!
