Desafortunadas y lamentables resultan las acusaciones y la postura asumida por la alcaldesa de Cozumel, Perla Tun, en contra de los representantes de los medios de comunicación encargados de cubrir su agenda y sus eventos, mostrado total cerrazón y escasa estatura política.
Ojalá la munícipe pudiera verse en el espejo de aquel que todavía hace unos meses creyó que podía manipular a los medios a sus anchas y ahora ha visto la forma en que éstos se le voltearon y arremetieron con toda su furia hasta arrinconarlo.
Bien decían los abuelos que “cuando tengas el poder debes ser consecuente con los demás, porque el poder se acaba y ellos seguirán ahí”.
El caso es que esta señora que hoy goza las mieles del poder en Cozumel, se ha atrevido a llamar “prensa barata” a los representantes de los diferentes medios de comunicación en la ínsula, midiendo a todos con la misma vara.
Ignoro bajo qué parámetros se basó Tun para insultar así a los periodistas, pero lo que sí le podemos asegurar es que si el periodismo no goza de la mejor reputación en este país, mucho menos los políticos como ella, y no por eso los comunicadores la van a acusar de bandida, midiéndola de la misma forma que ella lo hizo.
Esperemos que la señora Tun recapacite y haga un nuevo trato con aquellos que de manera amable le cubren su agenda para que la sociedad tenga conocimiento de lo que hace en el municipio que gobierna.
Y sobre todo, la presidenta municipal de Cozumel debe entender que el trabajo de cualquier reportero es tan respetable como el de cualquier alcalde, y que si ella rompe el vínculo y el respeto hacia los encargados de divulgar información, no podrá esperar tampoco que éstos le brinden pleitesía.
