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25 abril, 2024

Lo que bien se dice... bien se entiende

Perversidad

Hace algunos ayeres tuve el atrevimiento de escribir acerca del virus de la ambición, eran otros tiempos y otros los problemas que enfrentábamos, se hablaba de los abusos y excesos de autoridades que hacían y deshacían con tal de enriquecerse y acumular lo más posible, propiedades, dinero, fama y reputación, a costa de lo que sea y era entonces uno de los síntomas del virus de la ambición. En estos tiempos luchamos contra otros tipos de virus, como el del COVID y ahora en su modalidad de ómicron, toda asustando de manera perversa a la humanidad y no hay peor sociedad que aquella que actúa por miedo o con miedo, pero así es como ha funcionado y funciona en nuestros días las decisiones dirigidas a las masas. Justamente cuando reflexionaba sobre este tema y este momento, escuché lo siguientes y se los comparto: …”Entendí que lo que más pervierte al hombre, no es el enemigo ni la carga sobre sus hombros, ni todo su sufrimiento. Lo que más pervierte al hombre es la herida, la puñalada en la espalda causada por la traición de los suyos. La incomprensión arruina al valiente; a pesar de gritar los hechos, nadie te escucha y eso te rompe el corazón”… Un guerrero le platica a su caballo, pues es el único con el que puede desahogarse ante tanta perversion y traición en su entorno y claro, el caballo ni habla ni debate, mucho menos refuta, simplemente es un aliado. La personalidad perversa maneja con maestría la mentira y la confabulación, porque su único objetivo es satisfacer sus propios deseos a costa de los demás. No tiene ningún sentimiento de culpa, porque en su mente deforma la realidad, de manera que siempre son los demás quienes son culpables de sus conductasAl inicio de este Año Nuevo podríamos adoptar dos actitudes, la primera podría ser la de encontrar un caballo o su similar, al que podamos desahogar nuestras frustraciones y sentimientos encontrados o bien, combatir la perversidad detectada y seguir gritando aún cuando parezca que es en el desierto, pero al final de cuentas será la continua lucha por vencer la perversidad y al perverso.

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