Voces

Nochebuena sin tregua

La Nochebuena suele presentarse como un paréntesis: una pausa conveniente para hablar de reconciliación, invocar esperanza y maquillar el balance del año.

En política, sin embargo, las fechas no absuelven responsabilidades ni borran omisiones.

Quintana Roo llega a este 24 de diciembre con un contraste cada vez más evidente: un discurso oficial optimista y una realidad cargada de pendientes.

La inseguridad no se fue de vacaciones, la crisis de vivienda no esperó al brindis, y el desorden territorial sigue avanzando mientras el poder ya tiene la mirada puesta en 2027.

El cierre del año deja una certeza incómoda: el gobierno comenzó a pensar más en la sucesión que en gobernar. La acción pública se volvió cautelosa hasta la parálisis, los silencios se normalizaron y las decisiones incómodas continúan aplazándose.

La oposición, ausente y fragmentada, renunció a ejercer contrapeso.

Su irrelevancia no fortalece al poder; lo debilita. Sin presión, sin debate, sin incomodidad, la autocrítica desaparece y los errores se institucionalizan.

En estas fechas se habla de paz, esperanza y futuro. Pero la paz no se decreta, se gobierna. La esperanza no se promete, se construye. Y el futuro no se asegura con discursos estacionales mientras el presente sigue sin resolverse.

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Cuando pase la fecha y se apaguen los mensajes oficiales, quedará lo esencial: un gobierno distraído por la sucesión y un estado que sigue esperando conducción. Porque incluso en Nochebuena, la política no se detiene. Y los pendientes tampoco.

Publicado por
Javier