El Sureste mexicano está viviendo una transformación silenciosa pero poderosa: el nearshoring. Este modelo, derivado de la relocalización de cadenas productivas hacia destinos más cercanos y eficientes, está tomando fuerza en estados como Quintana Roo, Yucatán, Campeche y Tabasco, donde infraestructura estratégica, conectividad internacional y crecimiento urbano coinciden con estabilidad y disponibilidad de talento.
La pandemia que tuvimos, las tensiones geopolíticas y la reconfiguración global de suministros han obligado a empresas a abandonar esquemas lejanos y vulnerables. México, por su proximidad a Estados Unidos, se volvió protagonista, pero el Sureste destaca porque ya no es sólo receptor turístico; ahora es generador de innovación, servicios tecnológicos, manufactura ligera y plataformas logísticas.
Mérida, Cancún y Villahermosa se posicionan como centros emergentes con universidades que producen capital humano competitivo y gobiernos que impulsan parques industriales, polos inteligentes y zonas de innovación. El Tren Maya, los puertos de altura como Progreso y los nuevos corredores de inversión conectan territorios antes aislados y reducen costos de movilidad, detonando valor logístico.
El nearshoring no sólo atrae empresas; atrae proveedores, vivienda, infraestructura, empleo especializado y derrama fiscal. Sectores como energía, software, alimentos procesados, farmacéutica y servicios corporativos encuentran en el Sureste un ecosistema donde el estilo de vida, la competitividad y el crecimiento demográfico se alinean.
Sin embargo, el reto está en mantener esa dinámica asegurando vivienda accesible, conectividad digital robusta, simplificación regulatoria y formación técnica avanzada. Si la región logra ello, el nearshoring puede ser el motor que acelere una industrialización propia, equilibrando el desarrollo nacional.
Hoy, el Sureste no compite sólo por turismo, sino por talento, inversión y cadenas globales. El nearshoring es su puerta a un futuro donde la economía no dependa únicamente de su belleza natural, sino de su capacidad productiva y estratégica.