Satanizar conceptos o repetirlos en un sentido coloquial sin profundizar en su verdadero significado, podría conducir a tener una visión muy corta o parcial de las cosas, pero, sobre todo, podría llevar al comicio de errores tanto de concepción como de acción.

La globalización y mundialización son términos que suelen usarse en sentido similar o como sinónimos, sin embargo, tienen sus grandes diferencias tanto etimológicas como de aplicación; la primera tendiente a una interrelación creciente entre países con fines comerciales y de libre mercado y la segunda con un enfoque más aspiracional en términos humanísticos, donde más allá de las fronteras y muros, se privilegie la mejora social.La historia de la humanidad, al menos la que se conoce y la que se ha documentado, indica que el proceso evolutivo es continuo y aunque cada día es más acelerado, menos sorprendente y más predecible, algo así como, lejos de mostrar resistencia, se busca una pronta adaptación al cambio, que flexibilice la incursión en el mismo, también es más confuso y provoca una pérdida de identidad, de arraigo y de preservación.

La globalización que ofrece el siglo XXI, sienta sus bases en el consumismo, el confort, la manipulación y persuasión, que impulse a los consumidores a actuar de determinada manera para atender los intereses de los grandes estrategas, mercadólogos, consorcios y hábiles emprendedores que, al analizar las conductas del consumidor, toman ventaja para lograr sus objetivos, en muchas ocasiones con grandes vacíos en la aplicación de la ética y los valores.

También tiene sus grandes ventajas y entre otras, sobresale el libre comercio de bienes y servicios a nivel internacional, disminución de los costos de producción, mayor competitividad empresarial y de calidad de productos, desarrollo tecnológico que favorece los niveles y rapidez de producción y uno de los más importantes para México, es la gran oferta de empleo en los países en vía de desarrollo, trayendo cambios colaterales en los procesos económicos, políticos, culturales, sociales y tecnológicos, dando lugar a un mundo más interconectado.

La mundialización por su lado se puede concebir como un proceso más lento y más deseable y busca que todos los países mantengan una relación de interdependencia en aspectos como la cultura, los medios de comunicación, la economía, la política e incluso el medio ambiente, elevando el nivel de conciencia de los seres humanos y evitando caer en las redes de la manipulación y consumismo para preservar el entorno en su estado más natural y armonioso. Luego entonces hay preguntas que resolver, ¿Qué es lo que prevalecerá? ¿Qué es lo más conveniente? ¿Estaremos entonces ante la formación de un nuevo mundo?

Publicado por
Julian Aguilar