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19 abril, 2024

Letras de cambio

Lo que no dijo el gobernador Joaquín

Carlos Joaquín no dijo, en su segundo informe de gobierno, que debe gobernar para tabasqueños, chiapanecos, y muchos migrantes que vienen de todo el mundo, en gran número venezolanos.

Por razones de violencia o de falta de trabajo en su lugar de origen, miles y miles de personas llegan a vivir a Quintana Roo. Algunos, los menos, lo hacen con un trabajo o un techo ya previsto. La mayoría llegan con una mano delante.

Y es a ellos, muchos en verdad, a quienes debe darles todos los servicios el gobierno. Con el mismo presupuesto. Si bien es cierto que la entidad crece a un ritmo acelerado, mayor que en cualquier otra parte del país, y que se han creado trabajos bien renumerados, en abundancia, también es verdad que resulta imposible resolver las necesidades de vivienda, agua, alcantarillado, escuelas, hospitales de tanta gente. A este aumento de población, hay que agregarle en número de visitantes que también demandan servicios.

De ahí que la federación debiera considerar las circunstancias y características especiales del estado. Otro tema que Carlos Joaquín no dijo con crudeza de su realidad, es que debe gobernar con burócratas que no entienden la “O” por lo redondo, por empleados que están hechos a calentar una silla para cobrar un sueldo. Y que por razones políticas se convirtieron en inamovibles. Gente que vive, y quiere vivir, en Chetumal con otra mentalidad, incluso otra forma de entender el tiempo. Si a esta burocracia, lo que sigue de anquilosada, le agregamos los oportunistas que se subieron al carro de Carlos Joaquín en la precampaña y campaña, con quienes el gobernador ha sido muy agradecido, entendemos los vicios y omisiones presentes en el aparato de gobierno que la gente le sigue adjudicando a Carlos Joaquín. ¿Se han ido algunos de estos funcionarios? No los suficientes. Y tampoco debemos creer que sus sustitutos son mejores porque la mayoría sigue sin estar en contacto con la población, y de prensa, medios, mejor ni hablamos.

Carlos Joaquín tiene que gobernar con el poco dinero, las muchas necesidades y la gente que forma parte de su gobierno. No tiene para dónde hacerse. A eso hay que agregar la arribazón del sargazo; la necedad de los empresarios que están acostumbrados a ganar dinero y no poner nada de su parte; la violencia criminal frente a policías federales que no sudan ni se acongojan, y los uniformados locales que trabajosamente han comenzado a ser eso, policías, pero con primero de primaria donde aprendieron a sumar con palitos y manzanas. Carlos Joaquín hizo bien en decir: “… Las cosas no pasan por arte de magia ni por decreto”…

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