La fuerza de la transformación
El maíz es México: soberanía, identidad y justicia social
POR JORGE SANÉN
En el vasto mosaico de nuestra nación, el maíz no es solo un cultivo; es el alma de México. Cada grano encierra siglos de historia, tradiciones y la esencia misma de nuestra identidad. La reciente iniciativa de la presidenta Claudia Sheinbaum para prohibir la siembra de maíz transgénico y proteger nuestras variedades nativas es más que una política agrícola; es una declaración de principios que reafirma quiénes somos y hacia dónde queremos ir como país.
La reforma a los artículos 4 y 27 de nuestra Constitución reconoce al maíz como un elemento de identidad nacional y prohíbe que sea genéticamente modificado. Esta medida protegerá las 59 especies de maíz nativo que existen en México, garantizando la biodiversidad, la soberanía alimentaria y la salud de nuestra población. Pero no solo eso: también es un acto de defensa de nuestra soberanía nacional, un freno a los intereses corporativos que han intentado imponernos cultivos que no solo ponen en riesgo nuestra biodiversidad, sino también nuestra soberanía alimentaria, económica y cultural.
Desde la Legislatura de la Justicia Social en Quintana Roo, respaldamos con firmeza esta iniciativa. Nuestra aprobación no es solo un acto legislativo; es un compromiso con nuestras raíces y con el futuro de las próximas generaciones. Al proteger el maíz nativo, estamos defendiendo la riqueza cultural de nuestras comunidades y promoviendo prácticas agrícolas sostenibles que respetan el equilibrio de nuestros ecosistemas. Con ello, seguimos materializando la visión de la Cuarta Transformación: un México donde la justicia social y la protección del patrimonio nacional estén por encima de cualquier interés económico ajeno al pueblo.
La voluntad popular es clara: el maíz es más que un alimento; es un símbolo de resistencia, identidad y unidad. Con esta reforma, México envía un mensaje al mundo: valoramos y protegemos nuestra herencia, y no permitiremos que intereses ajenos comprometan nuestra esencia. La Cuarta Transformación no es solo un concepto político, es una realidad que se traduce en decisiones como esta: preservar lo nuestro, defender nuestra historia y construir un futuro donde la soberanía nacional sea inquebrantable. Por ello queda claro que la fuerza de la transformación es imparable.
