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25 abril, 2024

Por Georges Goubert Panini

Correo Internacional

Hagamos un esfuerzo

Crear una “Comunidad de destino común”. Esta fue la recomendación de La República Popular China. 

Esta recomendación fue presentada como un objetivo clave de la política exterior de la República Popular, pero también fue recogida en una resolución de Las Naciones Unidas sobre derechos humanos. La frase también se incluyó en el preámbulo de la constitución de la República Popular China cuando se modificó su constitución en 2018.

Sugerir este tipo de conciencia internacional para elevar nuestro sentido de comunidad en este mundo no es nuevo. El filósofo  alemán, Gottfried Wilhelm Leibniz, ya había sugerido esta proposición en el siglo XVIII, de que las grandes culturas, como la cultura china y la cultura europea, desarrollaran sus intercambios intelectuales común. 

Tales medidas, bien concebidas y dirigidas por los más capaces, contribuirían enormemente a la paz y el progreso en el mundo. Esto sería más efectivo y menos costoso que promover las guerras, que no traen resultados positivos ni para Occidente ni para Oriente.

¿No sería esa una tarea más digna que luchar y matarse unos a otros? 

 No estoy hablando de convertirnos en ciudadanos del mundo, digo compartir nuestro conocimiento sin cambiar lo que somos, con nuestras particularidades porque son estas particularidades las que hacen nuestra riqueza.

Actualmente parece que las medidas para la guerra y la destrucción se han vuelto esenciales para la humanidad.

 ¡Imagine lo que se podría haber hecho en este planeta solo con los 6,5 billones de dólares gastados en los últimos años para la guerra en Irak, Siria, Afganistán, Libia y Yemen! 

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Y esto continúa, ahora en Ucrania. En lugar de que las naciones se sienten juntas para desarrollar formas de colaboración pacífica.

Pero, el mundo está cambiando a favor de las potencias asiáticas, es decir, China, Rusia, India, Irán y Turquía. Esto les permite recuperar su peso  y su influencia en el mundo, perdidos durante los últimos 500 años.

 Occidente debería de aprovechar una posible paz entre los dos bloques geopolíticos, para crear en el hombre el necesario sentimiento de cooperación inteligente.

El mundo necesita creatividad humana, esta es la solución.

 Hagámoslo.

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