Por Raúl Caraveo @raulcaraveo
2024 se va y nos deja incertidumbres internas y externas, el estilo personal de gobernar de Claudia Sheinbaum parece muy pausado, es decir, comparativamente a lo que fue López Obrador la intensidad es menor, la enjundia mostrada en las mañaneras es cautelosa; pausas y cautela que es bien aprobechada -no por la oposición reaccionaria- sino por algunos personajes el interior del grupo gobernante; no es para menos un poder amplio cuasi-absoluto la única competencia que puede encontrar es al interior y por lo mismo es más peligrosa. Sheinbaum tiene presiones de distinto origen y destino, efectistas que buscan conjugar movimientos como un juego de billar, es obvio heredó un equipo empoderado y, por si fuera poco la oposición formal reaccionaria está perdida en un limbo absoluto por desintegrarse y/o reagruparse y continuar una lucha históricamente perdida.
Otra vez la directriz del obradorismo como eje conductor de la cuarta transformación y el humanismo mexicano parece difuminarse en algunos espacios por falta del liderazgo ausente y también por las ambiciones de movimientos internos. La tarea es muy retadora. Otro escenario tendrá que surgir de seguir así el escenario.
Las constantes amenazas de Donald Trump son el factor externo que representa un bastión para los grupos reaccionarios al interior de la sociedad mexicana, no son nacionales, son apátridas disfrazados de ciudadanos desde hace décadas y ahora Trump representará su bandera y directriz, faltaba más.
Solo por citar dos factores que generan incertidumbre (por espacio del artículo) es necesario entender que son importantes desafíos que significan y que mueven a la necesaria definición del liderazgo por parte de la presidenta de forma puntual y oportuna. El fenómeno que se visualiza es de proporciones delicadas en cuanto a que puede replicarse en algunos estados de la República. La dirección debe ser firme y bien definida.
El conflicto entre Adán Augusto López y Ricardo Monreal, la situación del gobernador de Sinaloa Rubén Rocha Moya, la violencia en otros Estados son solo tres problemas latentes como muestra que alteran otras coordenadas y arriesgan estabilidad.
Sin duda el 2025 presenta un escenario inédito y aunque contemos con una presidencia preparada con Claudia Sheinbaum lamentablemente hay riesgos de otros elementos. Muchos personajes en el pasado inmediato traicionaron la confianza del presidente López Obrador, quienes de lejos observamos creemos que cada día se suman más y más personajes impresentables que no son sinónimo de cohesión y no solo en el ámbito federal, también en el local.
Para situaciones inéditas tendrán que venir reacciones originales, desconocidas. Deberemos estar al nivel.