Redacción / Grupo Cantón
Columna Georges Goubert
Tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Y como me enseñaron mis profesores de geopolítica, siempre hay que pensar en lo impensable y una de las primeras reglas de la geopolítica es que siempre hay que planificar para los peores escenarios.
Esto es lo que Europa debería hacer.
Porque dos mil años de geopolítica nos han enseñado una lección simple y obvia todas las grandes potencias pondrán sus propios intereses en primer lugar.
Es demasiado pronto para decir quiénes serán los verdaderos ganadores y perdedores de la segunda administración de Trump.
Sin embargo, no hay duda de que la posición geopolítica de Europa ha declinado considerablemente.
La decisión del presidente Trump, de ni siquiera consultar o advertir a los líderes europeos antes de hablar con el presidente ruso, Vladimir Putin, muestra cuán irrelevante se ha vuelto Europa.
La única manera de restaurar la posición geopolítica de Europa es considerar tres opciones impensables.
En primer lugar, Europa debería anunciar su voluntad de abandonar la OTAN.
Una Europa obligada a dedicar el 5% de su presupuesto a defensa representa 1.100 millones de dólares, es demasiado caro y no es eficaz.
Opción n.° 2: elaborar un gran acuerdo estratégico con Rusia, en el que cada parte tenga en cuenta los intereses fundamentales de la otra.
¿Quién es el principal rival estratégico de Rusia, la UE o China? ¿Con quién tiene la frontera más larga?
Los rusos saben que ni las tropas de Napoleón ni los tanques de Hitler avanzarán hacia Moscú.
Lo que nos lleva a la impensable opción número 3: elaborar un nuevo pacto estratégico con China.
Lo notable es que China puede ayudar a EE U y a la UE a lidiar con su verdadera pesadilla geopolítica de largo plazo (la sobrepoblación) creando inversión en África que genere empleo y mantenga a los africanos en su país.
La explosión demográfica en África. En 1950, la población de Europa era el doble que la de África. Hoy en día, la población de África es el doble de la de Europa. Para el año 2100 será seis veces más grande.
Criticar a estas inversiones de China en África. Es tirarse una bala en el pie.
Lo que demuestra lo ingenuo que se ha vuelto el pensamiento europeo.
FIN