El llamado de Biden a un cambio de régimen en Rusia no fue un error improvisado. Fue deliberado. Fue la culminación de un discurso cuidadosamente coreografiado.

Los funcionarios dijeron que lo que acaba de decir Biden no era una política oficial y un artículo de opinión del Wall Street Journal recomendó con desdén que el presidente debería evitar hablar en público.

Entonces la pregunta ya no es si Biden es propenso a cometer errores. Si no quién define la política estadounidense.

¿Hay alguien más arriba en la jerarquía?

Eso importa mucho cuando se trata de Rusia. Biden no se equivocó,  le gustaría lograr un cambio de régimen, primero en Moscú luego en Beijing.

De hecho, esta aspiración fue transparente cuando  en Washington prepararon el escenario de lo que esperaban es decir la ruina del rublo, una corrida masiva en los bancos rusos, un colapso económico y una crisis política, con un cambio de régimen. Pero

no funcionó. El rublo cayó, pero no colapsó y se está recuperando.

Biden, no se equivocó con su definición de los objetivos estadounidenses, dijo en voz alta lo que otros piensan en un susurro.

Esto no sorprendió a los rusos, por supuesto. Pero envió escalofríos a los hermanos más débiles de todo el mundo que se dieron cuenta de la idea: si ellos pueden hacerle esto a Rusia, ¿por qué no a nosotros?

Entonces queda la pregunta: ¿quién en Washington decide por Rusia?

Obama, la Sra. Clinton, los realistas del Pentágono o el lobby de las armas.

Lo que ahora está claro es que la política de sanciones de Occidente crea el peor mundo posible. Estamos sufriendo un shock energético que está inflando aún más los ingresos de guerra de Rusia. El miedo a un levantamiento de los chalecos amarillos abunda en Europa. Porque Europa todavía está totalmente dominada por sus emociones y su propia fiebre de guerra. En teoría, sí, puede haber un resultado negociado en Ucrania. Moscú ha repetido repetidamente esta posibilidad.

Moscú puede completar su desmilitarización de Ucrania, poner fin a la operación militar en el Donbass y en la costa del Mar Negro, con la advertencia de que cualquier intento futuro de crear un atolladero ucraniano se encontrará con una respuesta muy fuerte.