Por Illeana González Bello
En un mundo donde las tasas de divorcio siguen aumentando, especialmente en México, donde se registran 32.9 divorcios por cada 100 matrimonios, es natural preguntarnos qué hace que una relación sea realmente saludable y duradera.
¿Por qué algunas relaciones prosperan mientras que otras se desmoronan? En esta columna, exploraremos ideas teóricas que nos ofrecen guías sobre lo que debemos trabajar en una relación de pareja y lo que conviene evitar para que realmente funcione, basándonos en las teorías de Helen Fisher y John Gottman, expertos en el campo del amor y las relaciones.
En las sesiones de terapia, sin importar el motivo inicial de consulta, ya sea depresión, ansiedad u otra dificultad, muchas veces los pacientes terminan hablando de amor, de sus relaciones de pareja y de las tensiones que sienten cuando las cosas no van bien o incluso cuando terminan. A menudo, la ruptura llega como resultado del desgaste y los conflictos acumulados. Por eso, quiero compartir contigo una teoría de la antropóloga Helen Fisher, que ofrece coordenadas claras sobre el tipo de relación que puede sostener el amor en el tiempo y hacerla duradera.
Helen Fisher ha descubierto que las parejas que permanecen juntas y enamoradas durante décadas han logrado construir una relación sólida en tres áreas clave. La primera es el Deseo, esa atracción física que nos conecta con otra persona. Es el inicio de toda relación y, aunque puede ser fugaz, es fundamental en la construcción del amor. La segunda área es el Amor romántico. Este tipo de amor nos lleva a sentirnos profundamente enamorados, deseando estar cerca emocionalmente de la otra persona. Nos impulsa a imaginar un futuro juntos: formar una familia, envejecer lado a lado… Fisher sostiene que el amor romántico tiene un propósito biológico: enfocarnos en una sola persona para construir un vínculo duradero. Finalmente, llegamos al Apego, que es el lazo profundo de seguridad y compromiso. Este vínculo estable es crucial para mantener una relación a largo plazo .
Lo ideal es que ambos miembros de la pareja puedan conectar profundamente en estas tres áreas. Así, la construcción de un proyecto de vida en común fluye con mayor naturalidad, pues ambos se sienten amados, deseados y conectados mediante un apego sólido y saludable.
Desde mi experiencia clínica, he observado que, en muchas rupturas, la decisión de terminar no se debe tanto a la falta de amor, sino a una dinámica de relación que no está funcionando.
Por eso quiero compartir también los resultados de una investigación realizada por el Dr. John Gottman, quien identificó lo que él llamó “los cuatro jinetes del apocalipsis” en las relaciones de pareja. Son actitudes que, como veneno en pequeñas dosis, pueden ser muy dañinas si no se hacen conscientes y se corrigen a tiempo.
El primer jinete es la Crítica, que ocurre cuando, en lugar de señalar la conducta que nos molestó, juzgamos a la persona en sí. Por ejemplo: decir “siempre haces todo mal”, en lugar de “me gustaría que me ayudaras más en esta tarea”. El segundo jinete es el Desprecio, que va más allá de la crítica y se expresa a través de sarcasmo, burla o lenguaje corporal irrespetuoso. Esta es la actitud más peligrosa, según Gottman. El tercer jinete es la Actitud defensiva, que aparece como respuesta a una crítica. En lugar de asumir responsabilidad, la persona se justifica, se excusa o voltea la culpa hacia su pareja. Finalmente, la Indiferencia, el cuarto jinete, se presenta cuando uno de los miembros se retira emocionalmente y se desconecta del conflicto. Aunque es un mecanismo de defensa ante la tensión, puede dañar la comunicación y el vínculo.
Si quieres formar parte de ese pequeño porcentaje que logra construir un proyecto de pareja sólido y una vida plena, ten en cuenta estos puntos compartidos en la columna. Una relación saludable es posible cuando ambos se sienten valorados, comprendidos y profundamente conectados.