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“Cuando la mente no descansa: Entendiendo la ansiedad”

Por Ileana González Bello / Grupo Cantón

En un mundo que corre a velocidades vertiginosas, donde las expectativas y las exigencias parecen no tener límite, la ansiedad se ha convertido en una compañera constante para muchas personas. Aunque este padecimiento no es nuevo, sí se ha vuelto más común en las últimas décadas, y sus efectos van desde el agotamiento emocional hasta el desgaste físico.

En México, la ansiedad es uno de los problemas de salud mental más prevalentes. Según la Secretaría de Salud, alrededor del 19.3% de la población adulta presenta síntomas de ansiedad severa, afectando en mayor proporción a mujeres que a hombres​. Además, el 31.3% experimenta síntomas de ansiedad leve o moderada. Estos trastornos se han intensificado desde la pandemia de COVID-19.

La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante el peligro. Es la misma reacción que hace miles de años permitía a nuestros ancestros escapar de un depredador o enfrentarse a una amenaza. Pero el problema surge cuando esa alarma se activa sin razón aparente o se mantiene encendida durante largos periodos de tiempo, generalmente como consecuencia del estrés de nuestro día.

En la actualidad sabemos que existen 7 tipos de trastornos de ansiedad que varían desde la intensidad de los síntomas, hasta la razón del miedo. Lo más frecuentes en consulta tienen a ser el Trastorno de Ansiedad Generalizada, que se caracteriza por una preocupación excesiva y difícil de controlar sobre diferentes aspectos de la vida (trabajo, familia, salud) y por la sensación de que algo malo va a ocurrir en cualquier momento. Otros de los más frecuentes es el Trastorno de Ataque de Pánico que son episodios de miedo intenso acompañados de síntomas físicos como palpitaciones, sudoración, dificultad para respirar, o sensación de muerte inminente o sensación de estarse volviendo loco o sensación de estar perdiendo el control sobre su cuerpo. Por último, el Trastorno de Ansiedad Social, este tiende a verse mucho más en adolescentes y se caracteriza por un miedo intenso a situaciones sociales donde la persona puede ser evaluada o juzgada por otros o temor a ser humillado o avergonzado, lo que lleva a evitar interacciones sociales o soportarlas con gran ansiedad.

Las cifras son alarmantes. Según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 264 millones de personas en el mundo sufren de trastornos de ansiedad, y esa cifra ha ido en aumento con los años. Y aunque en algunos casos puede ser moderada, muchas personas la viven de manera tan intensa que impacta su salud mental, su capacidad para relacionarse con otros y su rendimiento laboral o académico.

Entonces, ¿cómo podemos enfrentarla? La buena noticia es que existen múltiples vías para aprender a gestionarla. La psicoterapia, especialmente la terapia cognitivo-conductual, ha demostrado ser eficaz en la reducción de síntomas y la identificación de pensamientos negativos. Este estilo de terapia ha desarrollado protocolos de intervención específicos para cada trastorno lo que permite que sea muy eficaz el tratamiento. Ej. El tratamiento para ataques de pánico que es uno de los trastornos más desgastante suele llevar un proceso de 12 a 14 sesiones regularlo.

No obstante, es fundamental recordar que la ansiedad es una condición que afecta de manera diferente a cada persona. Mientras que algunos logran manejarla con cambios de estilo de vida, otros necesitan tratamiento médico y psicológico. No hay una solución única; el camino de cada persona hacia el bienestar es diferente. Finalmente, es importante recordar que una de las claves para una vida plena y para la prevención de la ansiedad es regular los estresores de nuestra vida. En un mundo donde todos luchamos con nuestros propios miedos y ansiedades, cultivar un entorno de apoyo y comprensión puede marcar la diferencia.

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Publicado por
Carlos
Etiquetas: opinión