Voces

Centros Libres de Violencia

Gobernar también es saber dónde intervenir. En el México que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum, la política social dejó de ser asistencial para convertirse en estrategia de Estado. Los Centros Libres de Violencia, coordinados por la Secretaría de las Mujeres, son prueba de ello: una política pública que atiende la violencia contra las mujeres sin aislarla del desarrollo económico, la cohesión social y la imagen internacional del país. Vale reconocer el trabajo institucional encabezado por Citlalli Hernández Mora, titular de la Secretaría, por asumir esta responsabilidad con enfoque preventivo, territorial y de derechos humanos.

Los datos son contundentes. En pocos meses, más de 99 mil mujeres han sido atendidas a través de 678 Centros Libres de Violencia en todo México, con casi 174 mil servicios otorgados. Cuatro de cada diez atenciones están directamente relacionadas con violencia de género; el resto, con salud emocional, autonomía económica y redes comunitarias. Cada mujer que recupera estabilidad impacta al menos a tres o cuatro personas más en su entorno familiar. Eso es política preventiva en tiempo real.

Esta visión conecta con una forma distinta de entender el poder público: atacar causas, no solo consecuencias. Por eso estos centros cumplen objetivos internacionales clave: igualdad de género, salud y bienestar, reducción de desigualdades e instituciones sólidas. No es ideología, es eficiencia. La violencia cuesta hasta 2% del PIB; prevenirla reduce gasto público, fortalece productividad y genera estabilidad social.

En Quintana Roo, esta lógica ha encontrado respaldo en el liderazgo de la gobernadora Mara Lezama, quien ha entendido que el bienestar social también es un motor económico. Pero las políticas no caminan solas: necesitan voces que las traduzcan al territorio, que sepan leer a la gente, que entiendan que proteger a las mujeres también es proteger la economía local, el turismo y la reputación del destino.

Ahí es donde el liderazgo con sensibilidad social cobra valor. Cuando una política pública se explica con claridad, se defiende con datos y se conecta con la vida diaria de las familias, se convierte en confianza ciudadana. Y la confianza, en gobiernos locales, es el activo político más poderoso.

Los Centros Libres de Violencia no borran de un día para otro una realidad compleja, pero sí cambian la narrativa: México no es indiferente, actúa. Y cuando un país demuestra que puede cuidar a su gente, mejora su imagen internacional, fortalece su atractivo económico y consolida destinos como Cancún, no solo como paraíso turístico, sino como comunidad con futuro.

Gobernar bien es anticiparse. Y hoy, esa visión ya está sobre la mesa.

Publicado por
Omar