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29 marzo, 2024

Voces

Aprietan los huevos en la canasta

La zona hotelera de Cancún se encuentra colapsada desde hace años, sin embargo, a pesar que “no aguanta más”, se siguen colando año tras año, nuevos proyectos a la Secretaría Nacional de Medio Ambiente (Semarnat) y que además aprueban.

Que es lo nuevo que ha disparado la alerta de caos en el sitio y la polémica, el megahotel Grand Island, ya con luz verde para su construcción, con un desgloce de 3 mil habitaciones que junto a otros proyectos para el 2020, el sitio tendrá la redonda cifra de 41 mil cuartos.

Si bien es cierto que generará mayor empleo y derrama económica, hay que también analizar las contras preocupantes como la capacidad de carga, la contaminación ambiental evidentemente se elevará, a eso se suma más huella de carbono y más generación de basura.

Otro factor es la modificación en el transporte que a pesar de que en la actualidad funciona con regularidad, las horas pico siguen siendo fatales para la salida y entrada. En resumen, una viabilidad fracturada.

Ambientalistas en reiteradas ocasiones han informado de este problema, incansablemente plantean las decenas de proyectos que se aprueban con  irregularidad.

Pongamos de ejemplo este hotel, fijado para construirse en un predio que anteriormente ya fue rechazado, pero tanto le dieron al proyecto la vuelta hasta que lo acomodaron y le dieron un traje a la medida a la Semarnat.

Los amantes al cuidado del medio ambiente han denunciado además desde hace un buen rato el tema de las descargas de aguas residuales, donde declaran que se tiene que hacer una investigación para saber si hay tuberías o no conectadas directamente a la laguna Nichupté, algo que siempre se ha rumorado.

Hay que poner las cosas en la balanza, vale el desarrollo y crecimiento en la entidad sí, pero con aprovechamiento sustentable, Grand Island, llevará cuatro años de construcción, con apertura de la primera fase en 2022, estará a la altura del kilómetro 18, (ojo) casi limitando con el Área de Protección de Flora y Fauna “Manglares de Nichupté”.

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Seguimos con más carne para el asador, con el restaurante flotante que se pretende construir en la Laguna Nichupté, a la altura del kilómetro 13 del bulevar Kukulcán, cuyo proyecto se denomina “Restaurante de mariscos” que cuenta ya con la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) autorizada, con dos años para la preparación y mantenimiento, así como 20 años para operatividad.

La obra abarcará 1 mil 435 metros cuadrados y tendrá el toque extravagante de comer en las alturas, el documento reconoce que la edificación incumplirá la disposición de garantizar una zona de amortiguamiento o de seguridad que sirva de barrera para la protección de la integralidad de humedales y mangle, al evitar dejar una distancia mínima de 100 metros al límite de la vegetación, como lo dicta la NOM-022-SEMARNAT-2003.

De acuerdo a las palabras de Carlos Joaquín, gobernador de Quintana Roo, en la 17 edición México Cumbre  de Negocios Business Summit, realizada la semana pasada en la entidad, la protección ambiental es importante, para el desarrollo del estado, además de tener un crecimiento ordenado y sustentable.

Sus palabras resultan algo incongruentes con lo que está sucediendo en la zona hotelera de Cancún, pero saque usted sus propias conclusiones, punto y final.

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