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18 abril, 2024

Mundo

“Soy más libre en prisión que viviendo con mi mamá”

La muerte de una madre que ayudaba incondicionalmente a su hija enferma que padecía múltiples enfermedades y estaba postrada en una silla de ruedas reveló la cruel realidad de la historia de una madre e hija que eran muy queridas en Springfield, Missouri.

El engaño

Gypsy estaba en una silla de ruedas desde los 7 años de edad, era discapacitada física y mentalmente, tenía leucemia, distrofia muscular, epilepsia, asma y hasta un tubo por el que la alimentaban. Su madre eso fue lo que hizo creer a todos, incluyendo familiares, conocidos y las organizaciones que durante años les dieron un sin fin de donaciones, ya que su historia conmovía a todo aquel que la “conocía”.

Una casa adecuada a las “necesidades de la menor”, viajes gratis a Disney World, cirugías que no necesitaba, era recetada con medicamentos para enfermedades que no tenía, lo cual hacían que se deterioraba su salud, pues incluso se le cayeron los dientes y su apariencia parecía ser de una persona enferma.

Esa niña que todos creían enferma fue creciendo y su único escape en ese entonces fue el internet, donde conoció a un chico de 26 años en una página cristiana de citas, con quien se refugió y pronto planearían escaparse juntos y vivir una vida feliz, normal, pero primero tenían que deshacerse de la persona que le hacía mucho daño a Gypsy: su madre.

La joven afirmó que le tenía mucho miedo a su progenitora como para decirle la verdad a los doctores, pues ella la golpeaba y la amenazaba con el hecho de que todos creían que tenía retraso mental, por lo que nadie le creería si lo contaba.

Ese día llegó y fue el 14 de junio del 2015 cuando en la cuenta de Facebook de Dee Gyp Blancharde, una cuenta que compartían la madre de 48 años y su hija de 20, se leía una publicación que decía: “Esta perra está muerta”

Sus amigos de la red social empezaron a responder con mensajes de preocupación, esperando que se tratara de una broma o de que hubieran perdido el teléfono y estuviera en manos de otra persona. Pero minutos más tarde leyeron algo peor: “Yo acuchillé a esa cerda gorda y violé a su dulce inocente hija… su grito fue tan… fuerte jaja”.

Todos empezaron a preocuparse y fue cuando conocidos, vecinos y agentes arribaron al lugar donde vivían, una vivienda rosada que les había regalado una organización, encontraron a la madre apuñalada 17 veces y su hija no estaba.

Las autoridades dieron con Gypsy Rose y su novio secreto, con quien había escapado después de que este matara a su madre tras haberlo planeado juntos. La policía todavía no sabía la verdadera historia, pero al verla caminar fue un indicio de que algo no estaba bien.

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Así fue como descubrieron el engaño, pues Gypsy no era una adolescente con mentalidad de niña de 7 años: tenía más de 20 y había sido manipulada toda su vida por su madre para hacerle creer que estaba enferma.

Cortesía: Debate

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