De acuerdo con el Departamento de Neurocirugía del Instituto Nacional de Pediatría (INP), el consumo de ácido fólico antes y durante la gestación y la adecuada vigilancia prenatal pueden prevenir que se presente la espina bífida, malformación congénita que se caracteriza por la falta de cierre de la columna vertebral del feto.
Alfonso Marhx Bracho, titular del organismo detalló que existen diferentes tipos de espina bífida, la más común es mielomeningocele, que ocurre en una de cada mil personas recién nacidas vivas.
En esta afección congénita el canal medular está abierto a lo largo de varias vértebras en la parte baja o media de la espalda, los tejidos y nervios quedan expuestos y esto hace que la niña o el niño sea propenso a sufrir infecciones graves.
En entrevista por el Día Internacional de la Espina Bífida, que se conmemora este 21 de noviembre, señaló que este defecto congénito se presenta en las primeras tres semanas de gestación. Además de la falta de ácido fólico, también influyen factores como diabetes materna, uso de fármacos anticonvulsivantes como valproato y fenitoína, hipertermia y la herencia genética.
Marhx Bracho explicó que la espina bífida provoca discapacidad motora en los miembros inferiores, sensibilidad, hidrocefalia o aumento del tamaño de la cabeza, incontinencia urinaria y fecal y, en la mayoría de los casos, incapacidad permanente debido a que la médula no logró formarse adecuadamente.
La detección de la espina bífida durante el embarazo brinda a las mujeres embarazadas la posibilidad de una cirugía fetal para el cierre del defecto neural en las primeras 48 horas a partir del nacimiento, lo que reduce las secuelas en la persona recién nacida.